Archivo de junio de 2008

Lectura diaria de la Biblia

martes, 10 de junio de 2008

11 de junio 2008 – miércoles

                                                

                                                             San Bernabé, Apóstol
 

Dijo Jesús a sus apóstoles: Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Sino se lo merece, la paz volverá a vosotros.

 

Hch 11, 21b-26; 13, 1-3; Sal 97, 1-6 . Mateo 10, 7-13

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 9 de junio de 2008

10 de junio 2008 – martes

                                                

                                                             Vosotros sois la luz del mundo
 

Dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de  un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gracias a vuestro Padre que está en el cielo.

 

1R 17, 7-16; Sal 4, 2-8 . Mateo 5, 13-16

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 8 de junio de 2008

9 de junio 2008 – lunes

                                                       Dichosos los pobres en el espíritu
 

Al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

1R 17, 1-6; Sal 120, 1-8 . Mateo 5, 1-12

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domingo, 8 de junio de 2008

8 de junio 2008 – domingo

Os 6, 3-6: Esforcémonos por conocer al Señor: su amanecer es como la aurora y su sentencia surge como la luz. Bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia tardía que empapa la tierra. ¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré de ti, Judá? Vuestra misericordia es como nube mañanera, como rocío de madrugada que se evapora. Por eso os herí por medio de profetas, os condené con las palabras de mi boca. Porque quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.

Sal 49, 1. 8. 12-15: Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios.

Rm 4, 18-25: Abrahán, apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. No vaciló en la fe, aun dándose cuenta de que su cuerpo estaba medio muerto –tenía unos cien años- y estéril el seno de Sara. Ante la promesa no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe por la gloria dada a Dios al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le fue computado como justicia. Y no sólo por él está escrito: le fue computado, sino también por nosotros a quien se computará si creemos que resucitó de entre los muertos, nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.  

MATEO 9, 9-13: Vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Él se levantó y lo siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: ¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores? Jesús lo oyó y dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “misericordia quiero y no sacrificios”: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.  

 

 

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 7 de junio de 2008

7 de junio 2008 – sábado

                                                    Esa viuda ha echado más que nadie
 

Entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: ¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los vienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa. Estando Jesús sentado en frente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos les dijo: Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.  

2Tm 4, 1-8; Sal 70, 8-9.14-17.22 . Marcos 12, 38-44

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viernes, 6 de junio de 2008

6 de junio 2008 – viernes

                                  ¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
 

Mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: ¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, dice: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies”. Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo? La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo.

2Tm 3, 10-17; Sal 118, 157-168 . Marcos 12, 35-37

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 4 de junio de 2008

5 de junio 2008 – jueves

                                           No hay mandamiento mayor que éstos
 

Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Respondió Jesús: El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que éstos. El escriba replicó: Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a un mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús viendo que había respondido sensatamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.  

2Tm 2, 8-15; Sal 24, 4-5.8-10.14 . Marcos 12, 28b-34

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martes, 3 de junio de 2008

4 de junio 2008 – miércoles

                                             No es Dios de muertos, sino de vivos
 

Se acercaron a Jesús unos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección,  y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer.  Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cual de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella. Jesús les respondió: Estáis equivocados, porque no entendéis la escritura ni el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán, serán como ángeles del cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: “Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados.

2Tm 1, 1-3. 6-12; Sal 122, 1-2 . Marcos 12, 18-27

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 2 de junio de 2008

3 de junio 2008 – martes

                                                           Al César lo que es del César
 

Enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta. Se acercaron y le dijeron: Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuestos al César o no? ¿Pagamos o no pagamos? Jesús, viendo su hipocresía, les replicó: ¿Por qué intentáis cazarme? Traedme un denario, que lo vea. Se lo trajeron. Y Él les preguntó: ¿De quién es esta cara y esta inscripción? Le contestaron: Del César. Les replicó: Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios. Se quedaron admirados.

2P 3, 12-15a. 17-18 Sal 89, 2-4, 10. 14. 16 . Marcos 12, 13-17

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lunes, 2 de junio de 2008

2 de junio 2008 – lunes

                                                                    Los labradores asesinos
 

Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon y los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: “Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia”. Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Acabará con los labradores y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?  Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.      

2P 1, 1-7; Sal 90, 1-2. 14-16. Marcos 12, 1-12