Archivo de julio de 2020

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 13 de julio de 2020

13 de julio 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Señor, Dios de paz, escucha nuestra súplica. Hemos intentado muchas veces y durante muchos años resolver nuestros conflictos con nuestras fuerzas, y también con nuestras armas; tantos momentos de hostilidad y de oscuridad; tanta sangre derramada; tantas vidas destrozadas; tantas esperanzas abatidas… Peo nuestros esfuerzos han sido en vano. Ahora, Señor, ayúdanos tú. ¡Nunca más la guerra!; con la guerra, todo queda destruido. Danos la fuerza de ser cada día artífices de la paz (8-6-2014).

Jesús dijo a sus apóstoles: No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado. El que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa. Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

Isaías 1, 10-17; Salmo 49, 8-9.16bc-17.21.23 . Mateo 10, 34-11, 1

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 12 de julio de 2020

12 de julio 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En la parábola del sembrador, Jesús es el sembrador. Él esparce con paciencia y generosidad su Palabra, que no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar fruto. ¿Y cómo puede dar fruto? Si nosotros la acogemos. Jesús efectúa, por así decir, una “radiografía espiritual” de nuestro corazón, que es el terreno sobre el cual cae la semilla de la Palabra. Nuestro corazón, como un terreno, puede ser bueno y entonces la Palabra da fruto, pero puede ser también duro, impermeable. Ello ocurre cuando oímos la Palabra, pero nos es indiferente, precisamente como en el asfalto: no entra. Entre el terreno bueno y el asfalto, hay dos terrenos: primero, el pedregoso, donde no hay mucha tierra: acoge al Señor, quiere rezar, amar y dar testimonio, pero no persevera, se cansa y no “despega” nunca. Es un corazón sin profundidad, donde las piedras de la pereza prevalecen sobre la tierra buena, donde el amor es inconstante y pasajero, no da fruto. El segundo terreno es el espinoso, lleno de zarza que asfixian a las plantas buenas. Cada uno puede reconocer a sus pequeñas o grandes zarzas, los vicios que habitan en su corazón, los arbustos más o menos radicados que no gustan a Dios e impiden tener el corazón limpio. Hay que arrancarlos, o la Palabra no dará fruto, no semilla no se desarrollará. Encontremos el valor de hacer una buena recuperación del suelo, una bonita recuperación de nuestro corazón, llevando al Señor en la confesión, y el la oración nuestras piedras y nuestras zarzas. Haciendo así, Jesús, buen sembrador, estará feliz de cumplir un trabajo adicional: purificar nuestro corazón, quitando las piedras y espinas que asfixian la Palabra (16-7-2017).

Isaías 55, 10-11: Esto dice el Señor: Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo.

Salmo 64, 10-14: La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.

Romanos 8, 18-23: Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto. Y no sólo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.

Mateo 13, 1-23: Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas casas en parábolas: salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. El que tenga oídos que oiga. Se acercaron los discípulos y le preguntaron: ¿Por qué les hablas en parábolas?. Él les contestó: A vosotros se os han dado a conocer los secretos del Reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: “Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oídos, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure”. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Vosotros, pues, oís lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe. Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de la riqueza ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno.

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 11 de julio de 2020

11 de julio 2020 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Cuando en el servicio eclesial se está atento solo al hacer, se da más peso a las cosas, a las funciones, a las estructuras, y se olvida la centralidad de Cristo, sin reservar tiempo para el diálogo con Él en la oración, se corre el riesgo de servirse así mismo y no a Dios, presente en el hermano necesitado. San Benito resumía el estilo de vida que indicaba a sus monjes en dos palabras: ora et labora, reza y trabaja. De la contemplación, de una fuerte relación de amistad con el Señor, nace en nosotros la capacidad de vivir y llevar el amor de Dios, su misericordia, su ternura hacia los demás (21-7-2013).

Dijo Pedro a Jesús: Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?. Jesús les dijo: En verdad os digo: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.

Proverbios 6, 1-9; Salmo 33, 2-9.10-11 . Mateo 19, 27-29

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jueves, 9 de julio de 2020

10 de julio 2020 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El Evangelio nos ofrece una parte del discurso de Jesús a sus discípulos en el momento en que los envía en misión. Dice entre otras cosas: Seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Estas palabras del Señor nos hacen comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Y para acoger de verdad a Jesús en nuestra existencia, el camino es precisamente el indicado por el Evangelio, es decir, dar testimonio de Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo de ir a contracorriente (26-12-2014).

Dijo Jesús a sus apóstoles: Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se revelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del Hombre.

Oseas 14, 2-10; Salmo 50, 3-4.8-9-12-14.17 . Mateo 10, 16-23

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jueves, 9 de julio de 2020

9 de julio 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Enviando en misión a sus discípulos, Jesús les confiere un doble mandato: Anunciar el Evangelio de la salvación y curar a los enfermos. Fiel a esta enseñanza, la Iglesia ha considerado siempre la asistencia a los enfermos parte integrante de su misión. La Iglesia los encuentra continuamente en su camino, y considera a las personas enfermas una vía privilegiada para encontrar a Cristo, acogerlo y servirlo. Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo (8-2-2015).

Dijo Jesús a sus apóstoles: Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis. No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforjas para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies. En verdad os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad.

Oseas 11, 1-4.8c-9; Salmo 79, 2ac.3b.15-16 . Mateo 10, 7-15

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miércoles, 8 de julio de 2020

8 de julio 2020 –miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Ante el amor, ante la misericordia, ante la gracia divina derramada en nuestro corazón, la consecuencia que se impone es una sola: la gratuidad. Ninguno de nosotros puede comprar la salvación. La salvación es un don gratuito del Señor, un don gratuito de Dios que viene a nosotros y vive en nosotros. Como hemos recibido gratis, y estamos llamados a dar gratis; a imitación de María, que, inmediatamente después de acoger el anuncio del ángel, fue a compartir el don de la fecundidad con su pariente Isabel. Porque, si todo se nos ha dado, todo se debe devolver (8-12-2014).

Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago el de Cebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: No vayáis a tierra de paganos, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos.

Oseas 10, 1-3.7-8.12; Salmo 104, 2-7 . Mateo 10, 1-7

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martes, 7 de julio de 2020

7 de julio 2020 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Debemos tener el corazón de Cristo, quien al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas como ovejas que no tienen pastor. A mí me gusta soñar en una Iglesia que viva la compasión de Jesús. Compasión es padecer con, sentir lo que sienten los demás, acompañar en los sentimientos. Es la Iglesia madre, como una madre que acaricia a sus hijos con la compasión. Una Iglesia que tenga un corazón sin limitaciones: la mirada, la dulzura de la mirada de Jesús. Las personas esperan encontrar en nosotros la mirada de Jesús, a veces sin ni siquiera saberlo, esa mirada serena, feliz, que entra en el corazón (16-6-2014).

Le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada: Nunca se ha visto en Israel cosa igual. En cambio, los fariseos decían: Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios. Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de las mies que mande trabajadores a sus mies.

Oseas 8, 4-7.11-13; Salmo 113b, 3-10 . Mateo 9, 32-38

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lunes, 6 de julio de 2020

6 de julio 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Esta mujer anónima (cananea), en medio de la multitud que sigue a Jesús, se dice así misma: Con solo tocarle el manto curaré. Y así fue: la necesidad de ser liberada la impulsó a probar y la fe arranca del Señor, por así decir, la curación. Quien cree, toca a Jesús y toma de Él la gracia que salva. La fe es esto: tocar a Jesús y recibir de Él la gracia que salva. Nos salva, nos salva la vida espiritual, nos salva de muchos problemas (28-6-2015).

Mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo: Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá. Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría. Jesús se volvió y, al verla, le dijo: ¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado. Y en aquel momento quedó curada la mujer. Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: ¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida. Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, tomó a la niña de la mano, y ella se levantó. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

Oseas 2, 16.17b-16.21-22; Salmo 144, 2-9 . Mateo 9, 18-26

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domingo, 5 de julio de 2020

5 de julio 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En el Evangelio de hoy Jesús dice: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Se dirige a “todos” los que están cansados y oprimidos por la vida. Sabe que muchas cosas cansan al corazón: desilusiones y heridas del pasado, pesos que hay que cargar e injusticias que hay que soportar en el presente, incertidumbres y preocupaciones por el futuro. La primera palabra de Jesús es una invitación a moverse y reaccionar: “Venid”. Pero salir solo no basta, es necesario saber a dónde ir. Muchas metas son ilusorias: prometen descanso y distraen solo un poco, aseguran paz y dan diversión dejando luego en la soledad de antes, son “fuegos artificiales”. Jesús indica a donde ir: “Venid a mí”. Muchas veces, ante un peso de la vida o una situación que nos duele, intentamos hablar con alguien que nos escuche. No nos olvidemos de abrirnos a Él y contarle la vida, encomendarle personas y situaciones. Quizá hay “zonas” de nuestra vida que nunca le hemos abierto a Él y que han permanecido oscuras, porque no han visto nunca la luz del Señor. Hoy Él dice a cada uno: “¡Ánimo, no te rindas ante los pesos de la vida, no te cierres ante los miedos y los pecados, sino ven a mí”. Él nos espera, nos espera siempre, no para resolvernos mágicamente los problemas, sino para hacernos fuertes en nuestros problemas. Jesús no nos quita los pesos de la vida, sino la angustia del corazón; no nos quita la cruz, sino que la lleva con nosotros. Y con Él cada peso se hace ligero, porque Él es el descanso que buscamos. Cuando en la vida entra Jesús, llega la paz, la que permanece en las pruebas, en los sufrimientos. Vallamos a Jesús, démosle nuestro tiempo, encontrémosle cada día en la oración, en un dialogo confiado y personal; familiaricémonos con su Palabra: nos sentiremos amados y consolados por Él. No olvidemos encontrar el verdadero descanso en el Señor. Que nos ayude en esto la Virgen María, nuestra Madre, que siempre cuida de nosotros cuando estamos cansados y oprimidos y nos acompaña a Jesús (9-7-2017).

Zacarías 9, 9-10: Esto dice el Señor: ¡Salta de gozo, Sión; alégrate, Jerusalén! Mira que viene tu rey, justo y triunfador, pobre y montado en un borrico, en un pollino de asna. Suprimirá los carros de Efraín, y los caballos de Jerusalén; romperá el arco guerrero y proclamará la paz a los pueblos. Su dominio irá de mar a mar, desde el río hasta los extremos del país.

Salmo 144, 1bc-2, 8-14: Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Romanos 8, 9.11-13: Vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Mateo 11, 25-30: Tomó la palabra Jesús y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 4 de julio de 2020

4 de julio 2020 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús decía: La ley permite odiar al enemigo; pero yo te digo que reces por el enemigo, no odies. La doctrina de la ley se enriquece y se renueva con Jesús, que dice: “Yo hago nuevas todas las cosas”. Como si su vocación fuese la de renovar todo. Y esto es el reino de Dios que Jesús predica. Es una renovación, una renovación auténtica, que está ante todo en nuestro corazón. Ser cristiano significa dejarse renovar por Jesús en una nueva vida. Pidamos la gracia de no tener miedo de la novedad del Evangelio, de no tener miedo de la renovación que realiza el Espíritu Santo, de no tener miedo a dejar caer las estructuras caducas que nos aprisionan (6-julio-2013).

Los discípulos de Juan se acercan a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?. Jesús les dijo: Es que pueden guardar luto los amigos del esposo mientras el esposo está con ellos? Llegará un día en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las cosas se conservan.

Amós 9, 11-15; Salmo 84, 9-14 . Mateo 9, 14-17