Archivo de febrero de 2019

Lectura diaria de la Biblia

viernes, 8 de febrero de 2019

8 de febrero 2019 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: A lo largo del camino de Juan se asomó la oscuridad de error, la oscuridad de una vida consumida en el error. Y esto fue para él una cruz. Y después de esta purificación, después de este continuo caer en el anonadamiento, termina su vida, bajo la autoridad de un rey mediocre, borracho y corrupto, por el capricho de una bailarina y por el odio vengativo de una adúltera. Así termina el grande, el hombre más grande nacido de mujer. Pienso en los mártires de nuestros días. Esto no es algo del pasado: hoy sucede esto: nuestros mártires, que terminan su vida bajo la autoridad corrupta de gente que odia a Jesucristo. Nos hará bien pensar en nuestros mártires (6-2-2015).

Herodes había mandado prender a Juan el Bautista y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo daré. Y le juró: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino. Ella salió a preguntarle a su madre: ¿Qué le pido?. La madre le contestó: La cabeza de Juan el Bautista. Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista. El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

Hebreos 13, 1-8; Salmo 26, 1-5.8-9 . Marcos 6, 17-20a.21-29

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jueves, 7 de febrero de 2019

7 de febrero 2019 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Para mañana, 8 de febrero, memoria litúrgica de santa Josefina Bakhita, la religiosa sudanesa que de niña vivió la dramática experiencia de ser víctima de la trata, las Uniones de superiores y superioras generales de los institutos religiosos han organizado la jornada de oración y reflexión contra la trata de personas. Aliento a cuantos están comprometidos a ayudar a hombres, mujeres y niños esclavizados, explotados y abusados como instrumentos de trabajo o placer, y a menudo torturados y mutilados. Que cada uno de nosotros se sienta comprometido a ser portavoz de estos hermanos y hermanas nuestros, humillados en su dignidad. Invoquemos todos juntos a la Virgen, por ellos y por sus familiares (8-2-2015).

Llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa. Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Hebreos 12, 18-19.21-24; Salmo 47, 2-4.9-12 . Marcos 6, 7-13

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miércoles, 6 de febrero de 2019

6 de febrero 2019 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (Recorría los pueblos de alrededor enseñando) Así era la vida de Jesús: Recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios (Mc 1, 39). Jesús que predica y Jesús que cura. Toda la jornada era así: predica al pueblo, enseña la Ley, enseña el Evangelio. Y la gente lo busca para escucharlo y también porque sana a los enfermos… Podemos preguntarnos si yo dejo que Jesús me predique: ¿Dejo que Jesús me predique, o yo ya lo sé todo? (8-2-2015).

Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?. Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Hebreos 12, 4-7.11-15; Salmo 102, 1-2.13-14.17-8 . Marcos 6, 1-6

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martes, 5 de febrero de 2019

5 de febrero 2019 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús se da cuenta de que había una mujer enferma, en medio de aquella muchedumbre, que lo toca. Jesús no solo atiende a la muchedumbre, siente a la muchedumbre, siente también el latido del corazón de cada uno de nosotros, de cada uno. Y con esto nosotros hacemos crecer la esperanza, porque tenemos fija la mirada en Jesús (3-2-2015).

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva. Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: con sólo tocarle el manto curaré. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente, y preguntaba: ¿Quién me ha tocado el manto? La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad. Él le dijo: Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad. Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?. Jesús alcanzó a oír lo que le hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: No temas; basta que tengas fe. No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y entró donde estaba la niña, la tomó de la mano y le dijo: Talitha qumi (que significa: Contigo hablo, niña, levántate). La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Hebreos 12, 1-4; Salmo 21, 26-32 . Marcos 5, 22-25.27-30.33-38.40-43

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 4 de febrero de 2019

4 de febrero 2019 –Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La curación de los enfermos por parte de Cristo nos indica a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad. Cada uno de nosotros está llamado a llevar la luz de la palabra de Dios y la fuerza de la gracia a quienes sufren y a cuantos los asisten (8-2-2015).

Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del mar, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente: ¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes. Porque Jesús le estaba diciendo: Espíritu inmundo, sal de este hombre. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas?. Él respondió: Me llamo legión, porque somos muchos. Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar. Los que lo habían visto contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos (los del pueblo) le rogaban que se marchase de su comarca. Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti. El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Hebreos 11, 32-24; Salmo 30, 20-40 . Marcos 5, 1-2.6-13.16-20

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domingo, 3 de febrero de 2019

3 de febrero 2019 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El relato evangélico de hoy nos conduce de nuevo, como el pasado domingo, a la sinagoga de Nazaret, el pueblo de Galilea donde Jesús creció en familia y lo conocían todos. Lee el pasaje del profeta Isaías que habla del futuro Mesías y al final declara: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír. Los conciudadanos de Jesús, en un primer momento sorprendidos y admirados, comienzan después a poner cara larga, a murmurar entre ellos y a decir: ¿Por qué este que pretende ser el consagrado del Señor, no repite aquí los prodigios y milagros que ha realizado en Cafarnaún? Ellos se levantan indignados, expulsan a Jesús fuera del pueblo y quisieran arrojarlo desde un precipicio. Este relato saca a la luz una tentación a la cual el hombre religioso está siempre expuesto –todos nosotros estamos expuestos- y de la cual es necesario tomar decididamente distancia. ¿Y cuál es esta tentación? Es la tentación de considerar la religión como una inversión humana y, en consecuencia, ponerse a negociar con Dios buscando el propio interés. En cambio, en la verdadera religión se trata de acoger la revelación de un Dios que es Padre y que se preocupa por cada una de sus criaturas, también de las más pequeñas e insignificantes a los ojos de los hombres. Precisamente en esto consiste el ministerio profético de Jesús: en anunciar que ninguna condición humana puede constituirse en motivo de exclusión del corazón del Padre. Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír. El hoy, proclamado por Cristo aquel día, vale para cada tiempo; resuena también para nosotros, recordándonos la actualidad y la necesidad de la salvación traída por Jesús a la humanidad (31-1-2016).

Jeremías 1, 4-5.17-19: En los días de Josías, el Señor me dirigió la palabra: Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de que salieras del seno materno, te consagré; te constituí profeta de las naciones. Tú cíñete los lomos, prepárate para decirles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, o seré yo quien te intimide. Desde ahora te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro y muralla de bronce, frente a todo el país: a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y al pueblo de la tierra. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.

Salmo 70, 1-6.15.17: Mi boca contará tu salvación, Señor.

1Corintios 12, 31-13, 13: Hermanos: Ambicionad los carismas mayores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente. Si hablaran las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde. Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada. Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas pero no tengo amor, de nada me serviría. El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume ni se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará. Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; más, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado, entonces conoceré como he sido conocido por Dios. En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.

Lucas 4, 21-30: Jesús comenzó a decir en la sinagoga: Hoy se ha cumplido esta escritura que acabáis de oír. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: ¿No es éste el hijo de José? Pero Jesús les dijo: Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí en tu pueblo lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Y añadió: En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que en Naamán, el sirio. Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

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sábado, 2 de febrero de 2019

2 de febrero 2019 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

Papa Francisco: María y José llevaron al niño al templo para ofrecerlo y consagrarlo a Dios, como lo prescribe la Ley judía. Este episodio evangélico constituye también una imagen de la entrega de la propia vida por parte de aquellos que, por un don de Dios asumen los rasgos típicos de Jesús virgen, pobre y obediente. Esta entrega de sí mismos a Dios se refiere a todo cristiano, porque todos estamos consagrados a Él mediante el bautismo. Todos estamos llamados a ofrecernos al Padre con Jesús y como Jesús, haciendo de nuestra vida un don generoso, en la familia, en el trabajo, en el servicio a la Iglesia, en las obras de misericordia.

Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones. Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba en él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”, a quien has presentado ante todos los pueblos: “luz para alumbrar a las naciones” y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -a ti misma una espada te traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Malaquías 3, 1-4; Salmo 23, 7-10; Hebreos 2, 14-18 . Lucas 2, 22-35.39-40

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viernes, 1 de febrero de 2019

1 de febrero 2019 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: A través de estas imágenes (semilla, mostaza), tomadas del mundo rural, Jesús presenta la eficacia de la Palabra de Dios y las exigencias de su Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de nuestro compromiso en la historia. En la primera parábola la atención se centra en la semilla, echada en la tierra, que arraiga y se desarrolla por sí misma, independientemente de que el campesino duerma o vele… La mostaza, la más pequeña de todas las semillas, está llena de vida y crece hasta hacerse más alta que las demás hortalizas. Y así es el Reino de Dios. Para entrar a formar parte de él es necesario ser pobre en el corazón; no confiar en las `propias capacidades, sino en el poder del amor de Dios; no actuar para ser importante ante los ojos del mundo, sino preciosos ante los ojos de Dios, que tiene predilección por los sencillos y humildes (14-6-2015).

Jesús decía al gentío: El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega. Dijo también: ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra. Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Hebreos 10, 32-39; Salmo 36, 3-6.23-24.39-40 . Marcos 4, 26-34