Archivo de abril de 2016

Lectura diaria de la Biblia

martes, 19 de abril de 2016

20 de Abril 2016 – Miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La visión de los signos de Jesús precede a la fe, como en el caso de aquellos judíos que, tras la resurrección de Lázaro, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él (jn 11, 45). Otras veces, la fe lleva a una visión más profunda: Si crees, verás la gloria de Dios (jn 11, 40). Al final, creer y ver están entrelazados: El que cree en mí (…) cree en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado (jn 12, 44-45). Gracias a la unión con la escucha, el ver también forma parte del seguimiento de Jesús, y la fe se presenta como un camino de la mirada, en el que los ojos se acostumbran a ver en profundidad.

Jesús dijo, gritando: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y como he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.

Hechos 12, 24-25-13, 1-5; Salmo 66, 2-8 . Juan 12, 44-50

Lectura diaria de la Biblia

martes, 19 de abril de 2016

19 de Abril 2016 – Martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (Mis ovejas escuchan mi voz…). Para el Buen Pastor, lo que está lejos, periférico, lo que está perdido y despreciado es objeto de una atención mayor, y la Iglesia no puede sino hacer suya esta predilección y esta atención. En la Iglesia, los primeros son quienes tienen mayor necesidad, humana, espiritual, material, más necesidad.

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.

Hechos 11, 19-26; Salmo 86, 1-7 . Juan 10, 22-30

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 18 de abril de 2016

18 de Abril 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La imagen de la puerta se refiere a la de la casa, del hogar doméstico, donde encontramos seguridad, amor, calor. Jesús nos dice que existe una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios, en el calor de la casa de Dios, de la comunión con Él. Esta puerta es Jesús mismo: Él es la puerta. Él es el paso hacia la salvación. Él conduce al Padre. Y la puerta, que es Jesús, nunca está cerrada, esta puerta nunca está cerrada, está abierta siempre a todos, sin distinción, sin exclusiones, sin privilegios. “Pero, Padre, seguramente yo estoy excluido, porque soy un gran pecador”. ¡No, no estás excluido! Precisamente por esto eres el preferido, porque Jesús prefiere al pecador, siempre, para perdonarle, para amarle. Jesús te está esperando para abrazarte, para perdonarte. Todos están invitados a cruzar esta puerta, a atravesar la puerta de la fe, a entrar en su vida, y hacerle entrar en nuestra vida, para que Él la transforme, la renueve, le de alegría plena y duradera.

Dijo Jesús: Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.

Hechos 11, 1-18; Salmo 41, 2-3; 42, 3-4 . Juan 10, 1-10

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domingo, 17 de abril de 2016

17 de Abril 2016 – Domingo. Leed la Biblia, la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El cuarto domingo del tiempo de Pascua se caracteriza por el evangelio del Buen Pastor, que se lee cada año. El pasaje de hoy refiere estas palabras de Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, lo que me ha dado, es mayor que todo, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno (jn 10, 27-30). En estos cuatro versículos está todo el mensaje de Jesús, está el núcleo central de su evangelio: Él nos llama a participar en su relación con el Padre, y esta es la vida eterna. Jesús quiere entablar con sus amigos una relación que sea el reflejo de la relación que Él mismo tiene con el Padre: una relación de pertenencia recíproca en la confianza plena, en la íntima comunión. Si yo me siento atraído por Jesús, si su voz templa mi corazón, es gracias a Dios Padre, que ha puesto dentro de mí el deseo del amor, de la verdad, de la vida, de la belleza y Jesús es todo esto en plenitud. Esto nos ayuda a comprender el misterio de la vocación, especialmente las llamadas a una especial consagración. A veces Jesús nos llama, nos invita a seguirle, pero tal vez sucede que no nos damos cuenta de que es Él.

Hechos 13, 14.43-52: Pablo y Bernabé desde Pergue siguieron hasta Antioquía de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos le dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra”. Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron mucho y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna, creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.
Salmo 99, 2-5: Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Apocalipsis 7, 9.14b-17: Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos. Y uno de los ancianos me dijo: Estos son los que vienen de la gran tribulación, han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.

Juan 10, 27-30: Dijo Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.

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sábado, 16 de abril de 2016

16 de Abril 2016 – Sábado. Leed la Biblia, la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús nos pide que respondamos a su propuesta de vida, que decidamos cual es el camino que debemos recorrer para llegar a la verdadera alegría. Se trata de un gran desafío para la fe. Jesús no tuvo miedo de preguntar a sus discípulos si querían seguirle de verdad o si preferían irse por otros caminos (cf. Jn 6, 67). Y Simón, llamado Pedro, tuvo el valor de contestar: Señor, ¿a quién vamos a acudir) Tú tienes palabras de vida eterna (Jn 6, 68). Si sabéis decir “si” a Jesús, entonces vuestra vida se llenará de significado y será fecunda.

Muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso? Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: ¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son Espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen. Pues Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede. Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Simón Pedro le contestó: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.

Hechos 9, 31-42; Salmo 115, 12-17 . Juan 6, 60-69

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viernes, 15 de abril de 2016

15 de Abril 2016 – Viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: A través de la Eucaristía, Cristo quiere entrar en nuestra existencia e impregnarla con su gracia, de tal modo que en cada comunidad cristiana exista esta coherencia entre liturgia y vida. El corazón se llena de confianza y esperanza pensando en las palabras de Jesús citadas en el Evangelio: El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día (jn 6, 54). Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe, de oración, de perdón, de penitencia, de alegría comunitaria, de atención hacia los necesitados y hacia las necesidades de tantos hermanos y hermanas, con la certeza de que el Señor cumplirá lo que nos ha prometido: la vida eterna.

Disputaban los judíos entre sí: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?. Entonces Jesús les dijo: Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Hechos 9, 1-20; Salmo 116, 1-2 . Juan 6, 52-59

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jueves, 14 de abril de 2016

14 de Abril 2016 – Jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Además del hambre física, el hombre lleva en sí otra hambre, un hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad. El signo del maná -como toda la experiencia del Éxodo- contenía en sí también esta dimensión: era figura de un alimento que satisface esta profunda hambre que hay en el hombre. Jesús nos da este alimento, es más, es Él mismo el pan vivo que da la vida al mundo (cf. Jn 6, 51). Su cuerpo es el verdadero alimento bajo la especie del pan; su Sangre es la verdadera bebida bajo la especie del vino. No es un simple alimento con el cual saciar nuestro cuerpo, como el maná; el Cuerpo de Cristo es el pan de los últimos tiempos, capaz de dar vida, y vida eterna, porque la esencia de este pan es el amor.

Dijo Jesús a la gente: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.

Hechos 8, 26-40; Salmo 65, 8-9.16-17.20 . Juan 6, 44-51

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miércoles, 13 de abril de 2016

13 de Abril 2016 – Miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El corazón se llena de confianza y esperanza pensando en las palabras de Jesús citadas en el Evangelio: El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe, de oración, de perdón, de penitencia, de alegría comunitaria, de atención hacia los necesitados y hacia las necesidades de tantos hermanos y hermanas, con la certeza de que el Señor cumplirá lo que nos ha prometido: la vida eterna.

Dijo Jesús a la gente: Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna y yo lo resucitaré en el último día.

Hechos 8, 1b-8; Salmo 65, 1-7 . Juan 6, 35-40

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martes, 12 de abril de 2016

12 de Abril 2016 – Martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Los judíos en el desierto, que añoraban la carne y las cebollas que comían en Egipto, pero olvidaban que esos alimentos lo comían en la mesa de la esclavitud. Ellos, en esos momentos de tentación, tenían memoria, pero una memoria enferma, una memoria selectiva. Una memoria esclava, no libre. Cada uno de nosotros, hoy, puede preguntarse: ¿Y yo? ¿Dónde quiero comer? ¿En qué mesa quiero alimentarme? ¿En la mesa del Señor? ¿O sueño con comer manjares gustosos, pero en la esclavitud? Además, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es mi memoria? ¿La del Señor que me salva, o la del ajo y las cebollas de la esclavitud? ¿Con qué memoria sacio mi alma?

Dijo la gente a Jesús: ¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo”. Jesús les replicó: Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de este pan. Jesús les contestó: Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.

Hechos 7, 51-8, 1a; Salmo 30, 3-8.17.21 . Juan 6, 30-35

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domingo, 10 de abril de 2016

11 de Abril 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (Trabajad por el alimento que perdura para la vida eterna). En la Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que nos nutre de sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia de la fe significa dejarse alimentar por el Señor y construir la propia existencia, no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no perece: los dones de Dios, su palabra y su cuerpo. Existen muchas ofertas de alimento que no vienen del Señor y que aparentemente satisfacen más. Algunos se nutren con el dinero, otros con el éxito y la vanidad, otros con el poder y el orgullo. Pero el alimento que nos nutre verdaderamente y que nos sacia es sólo el que nos da el Señor.

Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberiades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: Maestro, ¿cuándo has venido aquí?. Jesús les contestó: Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios. Ellos le preguntaron: Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?. Respondió Jesús: La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.

Hechos 6, 8-15; Salmo 118, 23-30 . Juan 6, 22-29