Archivo de marzo de 2016

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 2 de marzo de 2016

2 de Marzo 2016 – Miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La Palabra cae también en tierra no preparada, donde hay espinas, y al final muere porque no se la custodia. Pero, ¿qué son las espinas? Lo dice Jesús mismo: El apego a las riquezas, los vicios, todas estas cosas. Custodiar la palabra de Dios es recibirla en nuestro corazón. Pero es necesario preparar nuestro corazón para recibirla. Meditar siempre sobre lo que nos dice esta palabra hoy, mirando lo que sucede en la vida. Leer la vida con la palabra de Dios: esto significa custodiar. Pero significa también hacer memoria. La memoria es una custodia de la palabra de Dios, nos ayuda a custodiarla, a recordar todo lo que el señor ha hecho en mi vida, todas las maravillas de la salvación.

Jesús dijo a sus discípulos: No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.

Deuteronomio 4, 1.5-9; Salmo 147, 12-16.19-20 . Mateo 5, 17-19

Lectura diaria de la Biblia

martes, 1 de marzo de 2016

1 de Marzo 2016 – Martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: No podemos seguir a Jesús por el camino de la caridad si no nos queremos antes que nada entre nosotros, si no nos esforzamos en colaborar, en comprendernos recíprocamente y en perdonarnos, reconociendo cada uno sus propias limitaciones y sus propios errores. Debemos hacer las obras de misericordia, pero con misericordia. Con el corazón ahí. Las obras de caridad con caridad, con ternura, y siempre con humildad.

Se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?. Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con que pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mí Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

Daniel 3, 25.34-43; Salmo 24, 4-9 . Mateo 18, 21-35