Archivo de mayo de 2012

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 2 de mayo de 2012

3 de mayo 2012 – Jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Mundo: Jamás en la historia hubo nadie que se atreviera a decir que él era el camino, la verdad, la vida: solo Cristo, el único que puede llevar a todo hombre y mujer a la Vida.

Fe: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.

Dijo Jesús a Tomás: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto. Felipe le dice: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le replica: Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

1Co 15, 1-8; Sal 18, 2-5 . Juan 14, 6-14 

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 2 de mayo de 2012

2 de mayo 2012 – Miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Mundo: No he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo: no a la fuerza, sino contando con la libre voluntad de cada uno.

Fe: El que cree en mí no quedará en tinieblas.

Jesús dijo, gritando: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y como he de hablar. Y se que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.

Hch 12, 24-13, 5; Sal 66, 2-8 . Juan 12, 44-50