Archivo de abril de 2010

La clave: conocer a Jesús

miércoles, 21 de abril de 2010

En términos generales todas las conductas del hombre se pueden corregir a edad temprana, siempre que haya una firme voluntad de ello. Sin embargo hay una conducta mundana que parece la más difícil, incluso da la impresión de que es imposible encontrarle solución: la falta de fe en la persona de Jesucristo.
 

 Yo, no obstante pienso, aunque sólo tenga los mismos resortes que otros han tenido e incluso menos, tengo la impresión de que debe haber alguna formula para conseguirlo y hacer de este mundo infernal un paraíso. No me negarán ustedes que tenemos una necesidad urgente de regeneración de la sociedad. Son intolerables las conductas de nuevo cuño y las clásicas: corrupción política, atracos en domicilio y otros, pederastia, violaciones, asesinatos, droga, violencia doméstica, accidentes automovilísticos por irresponsables…
 

Verdaderamente ha de haber un  gran impedimento en los estamentos sociales para no poder llevar a cavo esta regeneración cuando cuesta tanto; y creo intuir qué es aquello que lo impide: “el dinero” y los intereses creados, que a menudo es dinero también a fin de cuentas; aunque hay otro aspecto que casi siempre jugaría un papel en contra, que es “la política”. En la política reside el poder, y nadie arriesga el poder por un cambio de estructuras sociales, mucho menos si son de carácter espiritual. Conocemos varios casos en que para traer un cambio de régimen ha tenido que ser por la fuerza. Y si el cambio lo promueve un grupo social caracterizado de pacifico, nunca emplearía la fuerza, por tanto es más difícil aún conseguir dicha transformación.
 

Las claves para el cambio social están claras, pero la gente en general somos muy individualistas, también muy egoístas, lo que impide que seamos dados a participar en las grandes soluciones. Sí es verdad que otras fuerzas sociales actuarían como un muro para impedir un cambio que alterase el normal entramado y desarrollo de la vida social, y de ahí quizá la desgana.
 

¡Cómo es posible que después de conocer los zarpazos que da la vida, los drásticos cambios en las familias de… “hoy me como el mundo” y, “mañana estoy en un rincón de la habitación, con un cáncer”, sin solución posible y olvidado por los que antes nos reían las gracias, incluso de aquellos que dependían de nosotros! ¡Cuanto mejor sería compartir alegrías y sólo así poder compartir sufrimientos y dolor! Pero claro, el compartir alegrías supone ser generoso y solidario con el necesitado, con el prójimo, y eso cuesta; cuesta mucho desprenderse de medios, pensando que otro día te pueden hacer falta. Y la consecuencia de esta actitud es que cuando viene el dolor nadie se acuerda de nosotros y no somos nadie. Recuerdo: la familia en muchos casos sí está presente, pero lo que yo pretendo reclamar en mi escrito es que la familia se proyecte al entorno estrechando lazos, y no se limite a sus cuatro miembros de primera línea de consanguinidad los que acompañan a la victima o al enfermo.
 

Toda esa alegría momentánea del mundo es volátil y efímera, aunque podía transformarse en una alegría permanente, y ese dolor que parece interminable, se puede transformar por amor, en sacrificio voluntario a favor de aquellas personas generosas que día a día dan su vida por los demás. Pero solamente hay una solución para vivir en ese estado de felicidad perpetua “El reconocimiento de Cristo como Hijo de Dios” y el amar y respetar a la creación, y al hombre como lo más importante de la misma. En nosotros está la solución, solamente tenemos que aceptar que Cristo sea nuestro guía, sólo en este caso seremos plenamente felices, felices de verdad y para siempre. Con este cambio la muerte sería un premio por nuestra entrega y nuestras privaciones, y no digo al dolor porque el dolor compartido es menos dolor. La muerte del que cree y espera en Jesús, tiene como recompensa la vida eterna, que no sólo no se muere sino que se pasa a vivir en plenitud.
 

El cambio de la sociedad radica en las enseñanzas de Jesucristo en el evangelio. Cristo es el único que puede dar soluciones a nuestras carencias, a nuestra insatisfacción. En Cristo está la esperanza de vida, esperanza de amor y de justicia. Sólo él puede saciar nuestras nobles ambiciones. No puedo entender el porque no está todo el mundo loco de amor por Cristo, máxime si cuando se le conoce se descubre toda su razón de ser. La incomprensión viene por el desconocimiento, no se puede ni se debe infravalorar a Cristo. Tiene que haber alguna razón o más bien alguna sin razón, que dificulta el acercamiento a Jesús. Muchos hay que hacen de Jesús un personaje a conveniencia. Para unos fue comunista; para otros, socialista; para otros, revolucionario; para otros, de tan humilde poco se puede esperar; para otros, rey de reyes. Reyes que se asocian a poder y a riqueza, y el poder y la riqueza son rechazados por parte de los pobres. No debemos limitar nuestra valoración de Jesús. Estas erróneas interpretaciones, manifestadas, conducen a la deformación de los hechos.
 

A Jesús, el que lo conoce a fondo, solo siente admiración por él. Jesús es el “Todo”, es el “Hijo de Dios” y quiere que conozcamos la voluntad de su Padre. Por eso el evangelio palabra viva de Dios, nos ilumina y nos acerca a la comprensión de la verdad. Pero el mundo vive ajeno al sentir de Dios, a su deseo, y a su voluntad.
 

Lee diariamente el evangelio y el Señor abrirá tu mente para que lo comprendas. No tengas prisa pero ponte en camino. Pídele fe al Señor y él te la concederá. Experimentarás un cambio interior que te hará ver las cosas con otra óptica. Será como un empezar a vivir de nuevo, como un renacer. Si lo haces, te habrás ganado un amigo que siempre estará a tu lado cuando lo necesites, Jesús.
 

Diego Caballero
“Levita”
 

Lectura diaria del evangelio en:
www.unmillonderazones.com

 

 

 

 

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 21 de abril de 2010

21 de Abril 2010 – Miércoles

 

Mundo: Cristo vino al mundo para que nadie se perdiera, pero a nadie salva a la fuerza.

 

Fe: Con los ojos de la fe vemos a Cristo y creemos en él: por eso tenemos vida eterna y resucitaremos.

 

Dijo Jesús a la gente: Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Está es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

 

Hch 8, 1b-8; Sal 65, 1-7 . Juan 6, 35-40

Lectura diaria de la Biblia

martes, 20 de abril de 2010

20 de Abril 2010 – Martes

 

Mundo: ¿Tan saciados están algunos que no les falta nada? Hay especies de hambres y sed que sólo Cristo puede saciar.

 

Fe: El cristiano va a cristo y jamás pasará hambre, cree en Cristo y nunca tendrá sed.

 

Dijo la gente a Jesús: ¿Y que signo vemos que haces tú para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo” Jesús les replicó: Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de este pan. Jesús les contestó: Yo soy el pan de la vida, el que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.

 

Hch 7, 51-8,1a; Sal 30, 3-8.17.21 . Juan 6, 30-35

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 19 de abril de 2010

19 de Abril 2010 – Lunes

 

Mundo: Sólo trabajan por lo perecedero, por construirse un falso paraíso en la tierra.  

 

Fe: El cristiano trabaja por el alimento que perdura para la vida eterna: fe, palabra, eucaristía.

 

Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: Maestro, ¿cuándo has venido aquí?. Jesús le contestó: Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste,  lo ha sellado el Padre, Dios. Ellos le preguntaron: Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?. Respondió Jesús: La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.  

 

Hch 6, 8-15; Sal 118, 23-30 . Juan 6, 22-29

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 18 de abril de 2010

18 de Abril 2010 – Domingo

 

Mundo: ¿Me quieres? ¡Ni te quiero ni quiero saber nada de ti! Sería la respuesta de los incrédulos: Cristo liberador es estorbo para algunos.

 

Fe: A la vista de tus desvelos por nosotros, no podemos tener otra respuesta: Sí, Jesús, tú sabes que te quiero.

 

Hch 5, 27b-32.40b-41: El sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: ¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre. Pedro y los apóstoles replicaron: Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros matasteis colgándole de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del consejo contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.

 

Sal 29, 2-13: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

 

Ap 5, 11-14: Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles; eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: Digno es el cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza. Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar –todo lo que hay en ellos-, que decían: Al que se sienta en el trono y al cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Y los cuatro vivientes respondían: Amen. Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

 

Juan 21, 1-19: Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: Me voy a pescar. Ellos contestan: Vamos también nosotros contigo. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no pescaron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: Muchachos, ¿tenéis pescado? Ellos contestaron: No. Él les dice: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: Es el Señor. Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: Traed de los peces que acabáis de pescar. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: Vamos, almorzad. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quien era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?. Él le contestó: Si, Señor, tu sabes que te quiero. Jesús le dice: Apacienta mis corderos. Por segunda vez le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me amas?. Él le contesta: Si, Señor, tú sabes que te quiero. Él le dice: Pastorea mis ovejas. Por tercera vez le pregunta: ¿Simón, hijo de Juan, me quieres?. Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras. Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: Sígueme.

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 17 de abril de 2010

17 de Abril 2010 – Sábado

 

Mundo: En toda vida humana hay noches, huracanes y depresiones. ¡Si los del mundo contaran con Cristo!

 

Fe: Jesús, que acampó entre nosotros, está atento a la barca de nuestra vida cuando vamos sobre las aguas del peligro y de la muerte.

 

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago y se asustaron. Pero él les dijo: Soy yo, no temáis. Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra enseguida, en el sitio adonde iban.

 

Hch 6, 1-7; Sal 32, 1-5.18-19 . Juan 6, 16-21

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viernes, 16 de abril de 2010

16 de Abril 2010 – Viernes

 

Mundo: Todo el mundo está llamado al banquete de la vida. La falta de fe impide que muchos disfruten de él.

 

Fe: Jesús se preocupa no sólo de enseñar con su palabra de vida, sino también de darnos el alimento de la vida terrena.

 

Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: ¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?. Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?. Jesús les dijo: decid que se sienten en el suelo. Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Éste si que es el profeta que tenía que venir al mundo. Jesús sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

 

Hch 5, 34-42; Sal 26, 1-4.13-14 . Juan 6, 1-15

Lectura diaria de la Biblia

jueves, 15 de abril de 2010

15 de Abril 2010 – Jueves

 

Mundo: El que no crea en el Hijo no verá la vida, pero Dios quiere que todos se salven.

 

Fe: Por la fe en Cristo, el cristiano posee la vida eterna. ¡Si tuviéramos fe como una punta de alfiler!.

 

Dijo Juan el Bautista: El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida sino que la ira de Dios pesa sobre él.

 

Hch 5, 27-33; Sal 33, 2.9.17-20 . Juan 3, 31-36

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miércoles, 14 de abril de 2010

14 de Abril 2010 – Miércoles

 

Mundo: La luz vino al mundo y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.

 

Fe: Inmenso el amor de Dios, que envía al Hijo no para juzgar sino para salvar. El que realiza la verdad se acerca a la luz.

 

Dijo Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya esta juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

 

Hch 5, 17-26; Sal 33, 2-9 . Juan 3, 16-21

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lunes, 12 de abril de 2010

13 de Abril 2010 – Martes

 

Mundo: Los listos del mundo saben de mucho, pero les falta conocer lo más importante para su vida.

 

Fe: El nuevo nacimiento del bautismo hace del cristiano templo del Espíritu Santo.

 

Dijo Jesús a Nicodemo: Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de donde viene ni a donde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu. Nicodemo le preguntó: ¿Cómo puede suceder eso? Le contestó Jesús: Y tú, el Maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos, de lo que hemos visto damos testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.

 

Hch 4, 32-37; Sal 92, 1-5 . Juan 3, 5a.7b-15