Archivo de septiembre de 2008

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 21 de septiembre de 2008

21 de septiembre 2008 – Domingo

 

Is 55, 6-9: Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor- Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.

 

Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18: Cerca está el Señor de los que lo invocan.

 

Flp 1, 20c 24.27a: Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mi la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero no se que escoger. Me encuentro en esta alternativa: Por un lado deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero por otro quedarme en esta vida, veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del evangelio de Cristo.

 

Mateo 20, 1–16: Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?” Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer, y recibieron un denario cada uno, cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.  

Lectura diaria de la Biblia

jueves, 18 de septiembre de 2008

19 de septiembre 2008 – Viernes

       

                                          Predicaba el Evangelio del reino de Dios

                                                                                                                                         
Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

 

1Co 15, 12–20; Sal 16, 1.6-8.15 . Lucas 8, 1-3

Lectura diaria de la Biblia

jueves, 18 de septiembre de 2008

18 de septiembre 2008 – Jueves

       

                                                     Al que poco se le perdona, poco ama

                                                                                                                                         
Un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora. Jesús tomó la palabra y le dijo: Simón, tengo algo que decirte. Él respondió: Dímelo, maestro. Jesús le dijo: Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con que pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más? Simón contestó: Supongo que aquel a quien le perdonó más. Jesús le dijo: Has juzgado rectamente. Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados están perdonados. Los demás convidados empezaron a decir entre si: ¿Quién es este, que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vete en paz.  

 

1Co 15, 1–11; Sal 117, 1-2.16-17.28 . Lucas 7, 36-50

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 17 de septiembre de 2008

17 de septiembre 2008 – Miércoles

       

                                                ¿A quien se parece esta generación?

                                                                                                                                         
Dijo el Señor: ¿A quien se parecen los hombres de esta generación? ¿A quien los compararemos? Se parecen a unos niños sentados en la plaza, que gritan a otros: “Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis”. Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre que come y bebe, y decís: “Mirad que comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.

1Co 12, 31 – 13, 13; Sal 32, 2-5. 12.22 . Lucas 7, 31-35

Septiembre, mes de la Biblia

domingo, 14 de septiembre de 2008
Autor: . | Fuente: Catholic.net
Septiembre, Mes de la Biblia
La intención es que durante este mes, en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios
 
Septiembre, Mes de la Biblia

Durante todo el mes de Setiembre, la Iglesia celebra el mes de la Biblia. La intención es que durante este mes, en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios.

Propuestas para escuchar la Palabra

– La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos es una excelente ayuda para profundizar en la Palabra de Dios. De esta manera nos unimos a toda la Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos. También nos acostumbramos a una lectura continuada de la Biblia, donde los textos están relacionados y lo que leemos hoy se continua con lo de mañana. La lectura diaria de los textos (para lo cual Liturgia Cotidiana es una excelente herramienta) constituye una «puerta segura» para escuchar a Dios que nos habla en la Biblia.

– ¿Has leído alguna vez un evangelio entero «de corrido»? Es muy interesante descubrir la trama de la vida de Jesús escrita por cada evangelista. Muchos detalles y relaciones entre los textos que cada evangelista utiliza quedan al descubierto cuando uno hace una lectura continuada. Este mes es propicio para ofrecerle a Dios este esfuerzo. Te recomendamos la lectura del evangelio de Marcos. No es muy largo, en unas horas se puede leer. Al ser el primero de los sinópticos, los otros (Mateo y Lucas) lo siguen en el esquema general. Por lo tanto es una muy buena «puerta de entrada» al mensaje de Jesús.

– Otra posibilidad para poner en práctica este mes (y tal vez iniciar un hábito necesario y constructivo) es la oración con los salmos. Los mismos recogen la oración del pueblo de dios a lo largo de casi mil años de caminata del pueblo de Israel. Nos acercan la voz del pueblo que ora con fe, y la palabra de Dios, que nos señala esta manera de orar para acercarnos y escuchar sus enseñanzas. En los salmos podemos encontrar una inmensa fuente de inspiración para la oración. Hay salmos que nos hablan de la alegría, de las dificultades y conflictos, de la esperanza, del abatimiento, del dolor, de la liberación y la justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios (salmo 118, el más largo de todos). Aprender a rezar con los Salmos es una «puerta siempre abierta» para el encuentro con el Dios de la Vida.

– La lectura orante de la Palabra, realizada en comunidad, nos pone en sintonía con la voluntad de Dios. Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe. La fuerza de la comunidad nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del Espíritu. Todos aprendemos juntos y nos enriquecemos con el aporte de cada uno. Existen muchos métodos de lectura orante. Simplificando al máximo podemos decir que los siguientes cuatro pasos son los más comunes:

Lectura
Meditación
Oración
Compromiso

La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida.

La lectura orante, practicada en comunidad, es una «puerta-espejo» que nos interpela y nos ayuda a discernir cómo vivir y practicar su Palabra en nuestros días.

¿Por qué celebramos en Septiembre el Mes de la Biblia?

Porque en un día 26 de Septiembre de 1569, se termina de imprimir totalmente la Biblia en español llamada “Biblia del Oso”. Fue traducida por Casiodoro de Reina. En esa oportunidad salieron 260 ejemplares en Basilea, Suiza. De ese acontecimiento hace ya 434 años. La tapa esta Biblia tiene un oso comiendo miel desde un panal, por esa razón se le llama “Biblia del oso”.

De la la Encíclica Fides et ratio
Capítulo V. N´55 (parcial)

«Tampoco faltan rebrotes peligrosos de fideísmo, que no acepta la importancia del conocimiento racional y de la reflexión filosófica para la inteligencia de la fe y, más aún, para la posibilidad misma de creer en Dios. Una expresión de esta tendencia fideísta difundida hoy es el « biblicismo », que tiende a hacer de la lectura de la Sagrada Escritura o de su exégesis el único punto de referencia para la verdad. Sucede así que se identifica la palabra de Dios solamente con la Sagrada Escritura, vaciando así de sentido la doctrina de la Iglesia confirmada expresamente por el Concilio Ecuménico Vaticano II.

La Constitución Dei Verbum, después de recordar que la palabra de Dios está presente tanto en los textos sagrados como en la Tradición, afirma claramente: « La Tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia. Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica ». La Sagrada Escritura, por tanto, no es solamente punto de referencia para la Iglesia. En efecto, la « suprema norma de su fe » proviene de la unidad que el Espíritu ha puesto entre la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia en una reciprocidad tal que los tres no pueden subsistir de forma independiente.

No hay que infravalorar, además, el peligro de la aplicación de una sola metodología para llegar a la verdad de la Sagrada Escritura, olvidando la necesidad de una exégesis más amplia que permita comprender, junto con toda la Iglesia, el sentido pleno de los textos. Cuantos se dedican al estudio de las Sagradas Escrituras deben tener siempre presente que las diversas metodologías hermenéuticas se apoyan en una determinada concepción filosófica. Por ello, es preciso analizarla con discernimiento antes de aplicarla a los textos sagrados.»

Juan Pablo II
Fides et ratio
14 de Setiembre de 1998

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 14 de septiembre de 2008

16 de septiembre 2008 – Martes

       

                                                                      A ti te lo digo: ¡Levántate!  

                                                                                                                                         
Iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: No llores. Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate! El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.  

 

1Co 12, 12-14.27-31a; Sal 99, 2-5 . Lucas 7, 11-17

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 14 de septiembre de 2008

15 de septiembre 2008 – Lunes

       

               NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DE LOS DOLORES  

                                                                                                                                         
Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al discípulo: ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

 

Hb 5, 7-9; Sal 30, 2-6. 15-16.20 . Juan 19, 25-27

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 13 de septiembre de 2008

14 de septiembre 2008 – Domingo

 

           FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

 

Nm 21, 4b-9: El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin cuerpo. El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes. Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla. Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

 

Sal 77, 1-2. 34-38: No olvidéis, las acciones del Señor.

 

Flp 2,6-11: Cristo, a pesar de su condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre, de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

 

Juan 3, 13–17: Dijo Jesús a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Lectura diaria de la Biblia

viernes, 12 de septiembre de 2008

13 de septiembre 2008 – Sábado

       

                                   Lo que rebosa del corazón, lo habla la boca

                                                                                                                                         
Decía Jesús a sus discípulos: No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis “Señor, Señor” y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quien se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa y no pudo tambalearla, porque estaba solidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina.

 

1Co 10, 14-22; Sal 115, 12-13. 17-18 . Lucas 6, 43-49

Lectura diaria de la Biblia

viernes, 12 de septiembre de 2008

12 de septiembre 2008 – Viernes

       

                                                 ¿Puede un ciego guiar a otro ciego?

                                                                                                                                         
Dijo Jesús a los discípulos una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo” sin fijarte en la viga llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.  

 

1Co 9, 16-19.22b-27; Sal 83, 3-6. 12 . Lucas 6, 39-42