Un millon de razones para amar a Dios

¿Qué hombre en el mundo no se cree importante? Incluso los que no lo son se creen injustamente tratados con lo importante que son.

Somos así y nos lo creemos porque somos portadores del germen de la divinidad. Nuestro progreso es permanentemente impulsado por nuestras ilusiones, nuestros deseos y nuestros sueños.

Todos esos millones de seres importantes, en sus orígenes fueron creados por Dios.

¡Cómo no será Dios de importante!

Pero no acaba ahí la cosa. Dios ama tanto a ese ser pequeño, pero grande en posibilidades, que quiso ser como el.

Bajó del cielo, se hizo hombre, y desprendiéndose de su rango divino, pasó por uno de tantos: Hizo el bien, criticó la injusticia, la hipocresía, la tibieza,… Y lo que es más importante, nos enseñó como amar a Dios Padre y como amarnos entre nosotros. Nadie sabe más de amor, ni ama más, que el que da la vida por sus amigos. Jesucristo la dio por todos nosotros para rescatarnos de la idolatría, del pecado, de la falsedad, de la desconsideración con la mujer, y de la incomprensión hacia las personas enfermas y disminuidas.

La pena fue que no pudo quedarse mucho tiempo. La verdad en este mundo molesta, la luz descubre la perversión y, su reino no es de este mundo. Este mundo, desgraciadamente, aun no lo reconoce como Rey. Algún día tomará la Tierra como parte de su reinado y sabremos todos quien es Dios. No solo padre amoroso, sino también Juez justo.

Los que esperan tienen aceite en sus lámparas. Pero muchos de los que no esperan son capaces de las mayores atrocidades. Algunos pretenden dejar huérfanos a la humanidad entera. Les dicen: Si no tenéis padre ¿Para qué tener esperanza? ¿Para qué refugiaros en una falsa leyenda escrita por hombres? El hombre es perverso, impío, embaucador. Escribe historias llenas de sentimientos, los adorna con incursiones divinas, y lo adereza con semillas de amor, todo ello con un objetivo, engañar y poder así vivir del cuento. ¡Que idea más peregrina! Pretender hacer creer que donde se habla de amor allí no hay amor, que donde se habla de milagros allí solo hay pura magia, que donde se habla de Dios allí no hay Dios.

¿No será que es más fácil doblegar la voluntad del hombre en un mundo sin Dios, sin esperanza de vida eterna, y haciéndole ver que los placeres del cuerpo, la carne, son los verdaderamente importantes?

Si uno está hipotecado hasta los ojos: piso, coche, móvil, Internet, aire acondicionado,… ¿Podrías trabajar sólo media jornada y la otra media dedicarla a la educación de tus hijos y a instruirte a ti mismo, para saber analizar y poder ver claro si los gestores de tu dinero (impuestos) y los que se meten en tu casa de día y de noche: radio, TV, quieren lo mejor para ti?

La sabiduría innata de la naturaleza y de nuestros propios cuerpos, les hace crecer y conservarse sin complicaciones cuando la mente está en paz y en armonía con su entorno.

Cuando la mente es agitada con odios, deseos de venganza, rencores, miedos, envidias,… la enfermedad del cuerpo está cercana. Conclusión: La mente que se nutre de buenos pensamientos, proyecta salud al cuerpo, de ahí la importancia y veracidad de las palabras de Jesús, las mismas traen salud al cuerpo y a la mente.

El cristiano es libre, crítico, sumiso, a veces rebelde.

Conoce a Cristo que espera a tu puerta, ábrele tu corazón que quiere morar en ti.

DC

 Hay un millón de razones para amar a Dios
Mándanos tus 10 razones o tus 10 quejas si son por amor, hazlo con la esperanza de que esto empiece a cambiar de una vez por todas.


Razones para amar la Tierra y al Hombre.
      

También razones para quejarnos por su deterioro e inminente cambio climático.
¡La Tierra perece!

Hoy ya no podemos vivir ignorando a otros pueblos y a otras culturas del mundo.
Hay que recuperar el antiguo clima de la Tierra cuando un mono podía cruzar la Península Ibérica de un extremo a otro sin pisar el suelo.

Debemos prestar atención al efecto climático y seguir al pie de la letra aquellas recomendaciones que los equipos de investigación, al respecto, aconsejen.
La Tierra es un Paraíso para muchos y debemos hacer que lo sea para el resto, antes de que sea un infierno para todos.

No es fácil reducir la cantidad de humo que enviamos a la atmósfera, si para algunos ese humo es poco menos que alimento y lo aspiran para si mismos. La empresa es ardua.

Si es preocupante alterar el equilibrio del Planeta, por el sinfín de enfermedades que pueden aparecer, entre otros males, yo pregunto ¿Hacemos todo lo necesario para evitar las enfermedades producidas por el alcohol, tabaco, drogas, colesterol, sedentarismo, contaminación…?

Dado que es una suerte para muchos haber nacido puesto que no fue decisión de ellos el nacer ¿Cómo no hacer extensiva esa suerte a todos los que nazcan a partir de ahora?

Si no queremos ayudar a los padres, por traer hijos al mundo en lugares inhóspitos, ayudemos a los nacidos que no tienen ninguna culpa de haber nacido allí.

A nivel individual podemos hacer mucho, en principio empezar a tomar conciencia de la situación tan dramática que atraviesa el Planeta.

Otra forma de conseguir que los gobiernos se impliquen, es votando solo a los partidos que lleven en su programa de gobierno una colaboración decidida para los países subdesarrollados. Cooperación no en concepto de limosna (dinero) sino en ayuda técnica: en los ámbitos de la industria, la agricultura, el comercio, los servicios, la sanidad, la educación, etc.

Otro de los grandes riegos que estamos corriendo, es dar al traste con el progreso conseguido en el anterior milenio, como si no nos importara el sudor y sangre que ha costado conseguirlo.

Los avances conseguidos por el hombre en los últimos siglos, representarían más que milagros para las generaciones del primer milenio y anteriores.

Si unimos la riqueza inagotable de la Tierra a través de la combinación de elementos, según experiencias, además de lo que representa para el hombre la luz, el aire, el agua, la diversidad de alimentos, naturales o creados, la belleza de los minerales y las rocas, en su también reconocida diversidad, si unimos todo esto con las capacidades del hombre, el resultado ya ofrecido y que nos seguirá ofreciendo es una magnánima obra, digna del mayor elogio y digna de ser amada con pasión. De ahí mi contribución a ese reconocimiento.

Si miramos a nuestro alrededor, observaremos que casi todo esta hecho o tocado por el hombre en aras a su perfección.

Es un poquito triste que solo reconozcamos nuestra obra personal y no reconozcamos la obra del ser humano en su conjunto.

Es injusto e inmoral que permitamos el deterioro de nuestras ciudades con lo que cuesta crearlas. A veces contribuimos a ello tirando cualquier cosa al suelo y manchando las paredes de edificios después del pulcro resultado conseguido por nuestros técnicos en la construcción, desde el que barre, hasta el arquitecto que elaboró el proyecto.

Y no digamos de las carreteras, campos y bosques, lo atropellamos todo con nuestra falta de consideración y nuestra falta de respeto a la propiedad ajena, donde también entra lo público. Unas veces lo usamos mal la propiedad porque creemos que es nuestra, otras porque creemos que es del estado. ¡Cuantos incendios cometidos por personas irresponsables!

No olvidemos que hay un millón de razones para amar a Dios y al Hombre.

No hay un hombre que se crea malo, injusto, insolidario, ruin, sin embargo en el Planeta todo es susceptible de ser mejorado. ¿Qué pone de manifiesto esta realidad? Que a todos nos gustaría que el Mundo fuese mejor, que la relación entre los hombres fuese mejor. Y a muchos les entristece su impotencia al no poder transformar el mundo hoy y ahora, sobre todo a los que ya han tomado conciencia de la situación. Verdaderamente es muy noble y precioso este deseo, pero estos cambios tan profundos en el mundo, cambios que involucran a todas las naciones de la Tierra, son cambios que requieren tiempo y para que un día este anhelo pueda ser una realidad tenemos que empezar a cambiar hoy.

Internet es un medio potentísimo de comunicación donde manifestar nuestras inquietudes y nuestros anhelos de justicia. Expresemos nuestro descontento y exijamos a aquellos organismos con poder decisorio y con responsabilidad en estos desequilibrios sociales y comportamientos sociales que nos llevan a los desequilibrios atmosféricos, que muevan ficha y se dejen de mirar para otro lado.

Hay un millón de razones para amar a Dios y al Hombre y hemos de actuar.

Mándanos tus 10 razones o tus 10 quejas si son por amor, con la esperanza de que esto empiece a cambiar de una vez por todas.

E-mail: info@stonelife.es
Diego Caballero
Noviembre 2006
Fuenlabrada – Madrid – España