Lectura diaria de la Biblia

1 de enero 2019 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

Papa Francisco: Durante los días pasados hemos puesto nuestra mirada adorante sobre el Hijo de Dios, nacido en Belén; hoy, Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, dirigimos nuestros ojos a la Madre, pero recibiendo a ambos con su estrecho vínculo. Este vínculo no se agota en el hecho de haber generado y en haber sido generado; Jesús ha “nacido de mujer” (Gal 4, 4) para una misión de salvación y su madre no está excluida de tal misión, es más, está asociada íntimamente. María es consciente de esto, por lo tanto, no se cierra a considerar solo su relación maternal con Jesús, sino que permanece abierta y primorosa en todos los acontecimientos que suceden a su alrededor: conserva y medita, observa y profundiza, como nos recuerda el Evangelio de hoy. Por ello, mientras, así como los pastores, contemplan el icono del niño en brazos de su Madre, sentimos crecer en nuestro corazón un sentido de inmenso agradecimiento hacia quien ha dado al mundo al Salvador (1-1-2017).

Números 6, 22-27: El Señor habló a Moisés: Di a Arón y a sus hijos: Esta la fórmula con que bendeciréis a los israelitas: El Señor te bendiga y te proteja, ilumine tu rostro sobre ti y te conceda su favor; El Señor si fije en ti y te conceda la paz. Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.

Salmo 66, 2-8: El Señor tenga piedad y nos bendiga.

Gálatas 4, 4-7: Cuando llegó la plenitud del tiempo envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial. Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: “Abba, Padre”. Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Lucas 2, 16-21: Los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

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