Lectura diaria de la Biblia

4 de agosto 2010 – Miércoles

 

Mundo: ¿Podrían gritar, aún sin tener fe: Ten compasión de mí, Señor? Cristo no miraría para otro lado.

 

Fe: Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.

 

Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: Ten compasión de mi, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo. Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: Atiéndela, que viene detrás gritando. Él les contestó: Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel. Ella los alcanzó y se postró ante él y le pidió: Señor, socórreme. Él le contestó: No está bien echar a los perros el pan de los hijos. Pero ella repuso: Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos. Jesús le respondió: Mujer, qué grande es tu fe; que se cumpla lo que deseas. En aquel momento quedó curada su hija.

 

Jr  31, 1-7; Sal Jr 31, 10-13 . Mateo 15, 21-28

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