Lectura diaria de la Biblia

26 de Junio 2010 – Sábado

 

Mundo: En los momentos de apuro, hay alejados que se acercan a Dios como el centurión. ¡Bendito cáncer, sida… si lleva a la salvación!

 

Fe: Jesús carga con las dolencias, sufrimientos y pecados del hombre que acude a él con humildad y confianza.

 

Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho. Jesús le contestó: Voy yo a curarlo. Pero el centurión le replicó: Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve y va; al otro: “Ven, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace. Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: Os aseguro que en Israel no he encontrado a nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; el cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será en llanto y el rechinar de dientes. Y al centurión le dijo: Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído. Y en aquel momento se puso bueno el criado. Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama y con fiebre; la tomó de la mano; y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.

 

Lm 2, 2.10-14.18-19; Sal 73, 1-7.20-21 . Mateo 8, 5-17

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