Lectura diaria de la Biblia

24 de diciembre 2022 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El misterio de la Navidad, que es luz y alegría, interpela y golpea, porque es al mismo tiempo un misterio de esperanza y de tristeza. Lleva consigo un sabor de tristeza, porque el amor no ha sido acogido, la vida es descartada. Así sucedió a José y a María, que encontraron las puertas cerradas y pusieron a Jesús en un pesebre, “porque no tenían (para ellos) sitio en la posada” (v. 7): Jesús nace rechazado por algunos y en la indiferencia de la mayoría. También hoy puede darse la misma indiferencia, cuando Navidad es una fiesta donde los protagonistas somos nosotros en vez de Él; cuando las luces del comercio arrinconan en la sombra la luz de Dios; cuando nos afanamos por los regalos y permanecemos insensibles antes quien está marginado. ¡Esta mundanidad nos ha secuestrado la Navidad, es necesario liberarla!

Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel”, porque ha visitado y “redimido a su pueblo”, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza” y el “juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

2Samuel 7, 1-5.8b-12.14a.16; Salmo 88, 2-5.27.29; . Lucas 1, 67-79

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