Lectura diaria de la Biblia

20 de marzo 2022 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La Cuaresma viene a despertarnos del letargo, de seguir adelante por inercia. Nos recuerda que podemos realizar algo nuevo en nosotros y en nuestro alrededor gracias a la bondad y misericordia de Dios, que siempre está dispuesta a perdonar.
Éxodo 3, 1-8a.13-15: Pastoreaba Moisés el rebaño de su suegro Getró, sacerdote de Madián. Llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Oreb, la montaña de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre la zarza. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza. Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: Moisés, Moisés. Respondió él: Aquí estoy. Dijo Dios: No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado. Y añadió: Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios. El Señor le dijo: He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores; conozco sus sufrimientos. He bajado a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel. Moisés replicó a Dios: Mira, yo iré a los israelitas y les diré: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”. Si ellos me preguntan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué le respondo?. Dios dijo a Moisés: Yo soy el que soy. Esto dirás a los hijos de Israel: “Yo soy”, me envía a vosotros. Dios añadió: Esto dirás a los hijos de Israel: “El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación”.

Salmo 102, 1-8.11: El Señor es compasivo y misericordioso.

1Corintios 10, 1-6.10-12: No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y por el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo codiciaron ellos. Y para que no como murmuraron algunos de ellos, y perecieron a manos del exterminador. Todo esto les sucedía alegóricamente: y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se crea seguro, cuídese de no caer.

Lucas 13, 1-9: Se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilatos con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido esto? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”. Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía este año; y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”.

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