Lectura diaria de la Biblia

30 de agosto 2021 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús inició en Nazaret su misión salvífica, aplicándose así mismo las palabras del profeta Isaías: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista… (Lc 4, 18-19). La fe en Dios se pone a prueba, pero al mismo tiempo revela toda su fuerza positiva. No porque la fe haga desaparecer la enfermedad, sino porque nos ofrece una clave que nos ayuda a ver como la enfermedad puede ser la vía que nos lleva a una cercanía más estrecha con Jesús, que camina a nuestro lado cargado con la cruz (15-9-2015).

Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor. Y él comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: ¿No es éste el hijo de José?. Pero Jesús les dijo: En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio. Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

1Tesalonicenses 4, 13-18; Salmo 95, 1.3–5.11-13 . Lucas 4, 16-22.24-27.29-30

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