Lectura diaria de la Biblia

1 de agosto 2021 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús ha venido a abrir nuestra existencia a un horizonte más amplio respecto a las preocupaciones cotidianas de nutrirse, del vestirse, de la carrera, etc. Por eso, exclama: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque comisteis pan hasta saciaros. ¡La multiplicación de los panes y de los peces es un signo del gran don que el Padre ha hecho a la humanidad: es Jesús mismo! Él, verdadero pan de la vida, quiere saciar no solamente los cuerpos sino también las almas. Por esto invita a la multitud a procurarse la comida que permanece para la vida eterna: un alimento que Jesús nos da cada día: su palabra, su cuerpo, su sangre. La multitud le pregunta: ¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?. Piensan que él les pide cumplir los preceptos para obtener otros milagros como el de la multiplicación de los panes. Es la tentación de reducir la religión a la práctica de las leyes: qué acciones deben hacer para contentar a Dios. Pero Jesús da una respuesta inesperada: La obra de Dios es esta: que creáis en el que el Padre ha enviado. Estas palabras están dirigidas, hoy, también a nosotros: la obra de Dios no consiste tanto en el hacer cosas, sino en el creer en el que él ha enviado. Esto significa que la fe en Jesús nos permite cumplir las obras de Dios. Si nos dejamos implicar en esta relación de amor y de confianza con Jesús, seremos capaces de realizar buenas obras con perfume de Evangelio, por el bien y las necesidades de los hermanos. El Señor nos invita a no olvidar que, si es necesario preocuparse por el pan, todavía más importante es cultivar la relación con él, reforzar nuestra fe en él, que es el pan de la vida, venido para saciar nuestra hambre de verdad, nuestra hambre de justicia, nuestra hambre de amor (5-8-2018).

Éxodo 16, 2-4.12-15: La comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad. El Señor dijo a Moisés: Mira, haré llover pan del cielo para vosotros: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi instrucción o no. He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: “Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro”. Por la tarde una banda de codornices cubrió todo el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo los hijos de Israel se dijeron: ¿Qué es esto?. Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: Es el pan que el Señor os da de comer.

Salmo 77, 3-4bc.23-25.54: El señor les dio pan del cielo.

Efesíos 4, 17.20-24: Hermanos: Esto es lo que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya, como es el caso de los gentiles, en la vaciedad de sus ideas. Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que lo habéis oído a él y habéis sido adoctrinados por él, conforme a la verdad que hay en Jesús. Despojaos del hombre viejo y de su anterior modo de vida, corrompido por sus apetencias seductoras; renovaos en la mente y en el espíritu y revestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

Juan 6, 24-35: Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: Maestro, ¿cuándo has venido aquí?. Jesús les contestó: En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios. Ellos le preguntaron: ¿Y qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?. Respondió Jesús: La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado. Le replicaron: ¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”. Jesús les replicó: En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de este pan. Jesús les contestó: Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás.

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