Lectura diaria de la Biblia

15 de marzo 2021 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (Habrá gozo y alegría con lo que voy a crear. Me gozaré de mi pueblo. Is 65, 18.19: primera lectura). Vemos que el Señor tiene mucho entusiasmo: Habla de alegría y dice una palabra: “Me gozaré de mi pueblo”. El Señor piensa en eso que hará, piensa que él, el mismo, estará en la alegría de su pueblo. Es como si fuera un ensueño del Señor: el Señor sueña. Tiene sus sueños. Sus sueños sobre nosotros. Ah, qué bonito será cuando nos encontremos todos juntos, cuando nos encontremos allí o cuando esa persona, esta otra… Aquella otra caminará conmigo. ¡Yo disfrutaré en ese momento! Como si una chica con su novio o el chico con su novia pensara: Cuando estemos juntos, cuando nos casemos… ¡El Señor sueña conmigo! ¡Estoy en la mente, en el corazón del Señor! ¡El Señor es capaz de cambiar mi vida! ¿Y qué debemos hacer? Creer que el Señor puede cambiarme, que el Señor es poderoso: como ha hecho con ese hombre que tenía el hijo enfermo, en el Evangelio: ese hombre creyó en la palabra que Jesús le había dado y se puso en camino (16-3-2015).

Salió Jesús de Samaria para Galilea. Jesús mismo había atestiguado: Un profeta no es estimado en su propia patria. Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: Si no veis signos y prodigios, no creéis. El funcionario insiste: Señor, baja antes de que se muera mi niño. Jesús le contesta: Anda, tu hijo vive. El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre. El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive. Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

Isaías 65, 17-21; Salmo 29, 2.4-6.11-12a.13b . Juan 4, 43-54

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