Lectura diaria de la Biblia

8 de noviembre 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En este domingo, el Evangelio nos indica las condiciones para entrar en el reino de los cielos y lo hace con la parábola de las diez vírgenes: Las jóvenes que estaban encargadas de acoger y acompañar al esposo en la ceremonia de boda y, como era costumbre celebrarla de noche, las mujeres estaban equipadas con lámparas. Cinco de estas vírgenes son prudentes y cinco son necias: las prudentes llevaron con ellas el aceite para las lámparas, mientras que las necias no lo llevaron. Jesús nos enseña que debemos permanecer preparados para el encuentro con Él: Velad, porque no sabéis el día ni la hora. Velar no significa solamente no dormir, sino estar preparados. Se trata de no esperar al último momento de nuestra vida para colaborar con la gracia de Dios, sino de hacerlo ya ahora. Sería hermoso pensar un poco: un día será el último. Si fuera hoy, ¿cómo estoy preparado, preparada? Prepararse como si fuera el último día: esto hace bien. La lámpara es el símbolo de la fe que ilumina nuestra vida, mientras que el aceite es el símbolo de la caridad que alimenta y hace fecunda y creíble la luz de la fe. La condición para estar listos para el encuentro con el Señor no es solo la fe, sino una vida cristiana rica en amor y caridad hacia el prójimo (12-11-2017).

Sabiduría 6, 12-16: Radiante e inmarcesible es la sabiduría; la ven con facilidad los que la aman y quienes la buscan la encuentran. Se adelanta en manifestarse a los que la desean. Quien madruga por ella no se cansa, pues la encuentra sentada a su puerta. Meditar sobre ella es prudencia consumada, y el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones. Pues ella misma va de un lado a otro buscando a los que son dignos de ella; los aborda benigna por los caminos y les sale al encuentro en cada pensamiento.

Salmo 62, 2-8: Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

1Tesalonicenses 4, 13-18: No queremos que ignoréis, hermanos, la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los que no tienen esperanza. Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual modo Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto.

Mateo 25, 1-13: Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Se perecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A media noche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.

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