Lectura diaria de la Biblia

11 de octubre 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El nombre de san Juan XXIII está asociado a su rostro sonriente y a su ternura de padre. Os invito a dar gracias al Señor por el gran dos que fue su santidad para la Iglesia universal. De familia pobre y unida por el amor del Señor. Esa herencia puede inspirar hay a esta Iglesia, llamada a vivir la dulce y consoladora alegría de evangelizar, a ser compañera de camino de todo hombre, y puente del pueblo dela que todos pueden sacar el agua fresca del Evangelio (25-4-2014). La parábola del Evangelio de hoy nos habla del Reino de Dios como de una fiesta de boda. El protagonista es el hijo del rey, el esposo: Jesús. Pero la parábola no habla de la esposa, sino de muchos invitados, queridos y atendidos: son los vestidos con traje de boda. Esos somos todos nosotros, porque con cada uno de nosotros desea el Señor “celebrar la boda”. Las bodas inauguran la comunión de toda la vida. El Señor nos desea, nos busca y nos invita, y no se contenta con que nosotros cumplamos buenos deberes y observemos sus leyes. Quiere tener con nosotros una verdadera comunión de vida, una relación hecha de dialogo, confianza y perdón. Esta es la vida cristiana: una historia de amor con Dios. De este amor gratuito, tierno y privilegiado nace y renace siempre la vida cristiana. Al menos una vez cada día declaremos al Señor nuestro amor; acordémonos de decirle cada día: “te amo, Señor, tu eres mi vida” (15-10-2017).

Isaías 25, 6-10a: Preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares exquisitos, vinos refinados. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo –lo ha dicho el Señor-. Aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y nos ha salvado. Este es el Señor en quien esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación, porque reposará sobre este monte la mano del Señor.

Salmo 22, 1-6: Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Filipenses 4, 12-14.19-20: Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy avezado en todo y para todo: a la hartura y al hambre, a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso hicisteis bien en compartir mis tribulaciones. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Mateo 22, 1-14: Volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados: “tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”. Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otros a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.

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