Lectura diaria de la Biblia

17 de abril 2020 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Celebrar la Pascua es dejar que Jesús venza esa pusilánime actitud que tantas veces nos rodea e intenta sepultar todo tipo de esperanza. Es invitación a romper las rutinas, renovar nuestra vida, nuestras opciones y nuestra existencia. ¿Queremos tomar parte de este anuncio de vida o seguiremos enmudecidos ante los acontecimientos? ¡No está aquí: ha resucitado! Y te espera en Galilea, te invita a volver al tiempo y al lugar del primer amor y decirte: No tengas miedo, sígueme (31-3-2018).

Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro les dice: (a Tomás, Natanael, los Zebedeos y dos más): Me voy a pescar. Ellos contestan: Vamos también nosotros contigo. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no pescaron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: Muchachos, ¿tenéis pescado?. Ellos contestaron: No. Él les dice: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: Es el Señor. Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos (unos 84 metros), remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: Traed de los peces que acabáis de pescar. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: Vamos, almorzad. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quien era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.

Hechos 4, 1-12; Salmo 117, 1-4.22-27a . Juan 21, 2-14

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