Lectura diaria de la Biblia

9 de febrero 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE EN EL MUNDO

Papa Francisco: Jesús utiliza las metáforas de la sal y de la luz y sus palabras son dirigidas a los discípulos de cada época, por lo tanto, también a nosotros. Jesús nos invita a ser un reflejo de su luz, a través del testimonio de las buenas obras. Y dice: Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Estas palabras subrayan que nosotros somos reconocibles como verdaderos discípulos del que es la luz del mundo. Tenemos una tarea y una responsabilidad: la luz de la fe, que está en nosotros por medio de Cristo y de la acción del Espíritu Santo, no debemos retenerla como si fuera nuestra propiedad. Estamos llamados a hacerla resplandecer en el mundo, a donarla a los otros mediante las buenas obras. ¡Y cuanto necesita el mundo de la luz del Evangelio que transforma, sana y garantiza la salvación a quien lo acoge! Esta luz debemos llevarla con nuestras buenas obras. Somos también la sal de la tierra. La sal es un elemento que, mientras da sabor, preserva la comida de la alteración y de la corrupción -¡en la época de Jesús no había frigoríficos!-. Por lo tanto, la misión de los cristianos en la sociedad es la de dar “sabor” a la vida con la fe y el amor que Cristo nos ha donado, lejos de los gérmenes contaminantes del egoísmo, de la envidia, de la maledicencia, etc. Estos gérmenes arruinan el ambiente de nuestras comunidades, que deben, sin embargo, resplandecer como lugares de acogida, de solidaridad, de reconciliación. Para unirse a esta misión, es necesario que nosotros mismos seamos los primeros liberados de la degeneración que corrompe, de las influencias mundanas, contrarias a Cristo y al Evangelio (5-2-2017).

Isaías 58, 7-10: Esto dice el Señor: Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, cubre al que ves desnudo, y no te desentiendas de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: Aquí estoy. Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el medio día.

Salmo 111, 4-9: El justo brilla en las tinieblas como una luz.

1Corintios 2, 1-5: Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Mateo 5, 13-16: Dijo Jesús a sus discípulos: vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.

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