Lectura diaria de la Biblia

21 de abril 2019 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

Papa Francisco: Hoy la Iglesia repite, canta, grita: “¡Jesús ha resucitado!”. ¿Pero cómo? Pedro, Juan, las mujeres fueron al sepulcro y estaba vacío, Él no estaba. Fueron con el corazón cerrado por la tristeza, la tristeza de una derrota: el Maestro, su Maestro, al que amaban tanto, fue ejecutado, murió. Y de la muerte no se regresa. Esta es la derrota, este es el camino de la derrota, el camino hacia el sepulcro. Pero el ángel les dice: “No está aquí, ha resucitado”. Es el primer anuncio: “Ha resucitado”. Pero si el Señor ha resucitado, ¿cómo están sucediendo estas cosas? ¿Qué nos dice la Iglesia hoy ante tantas tragedias? Esto, sencillamente: La piedra descartada no resulta realmente descartada: “Cristo ha resucitado”. Pensemos un poco en los problemas cotidianos, en las enfermedades, en las guerras, en las tragedias humanas y, simplemente, con voz humilde, decimos: “No sé cómo va esto, pero estoy seguro de que Cristo ha resucitado y yo he apostado por esto” (16-4-2017).

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA

Génesis 1, 1-2, 2: Vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno.
Génesis 22, 1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
Éxodo 14, 15-15, 1: Los israelitas pasaron el mar, por lo seco.
Isaías 54, 5-14: Con amo eterno te quiere el Señor, tu libertador.
Isaías 55, 1-11: Venid a mí y viviréis: sellaré con vosotros una alianza perpetua.
Baruc 3, 9-15.32-4, 4: Camina a la claridad del resplandor del Señor.
Ezequiel 36, 16-28: Derramaré un agua pura, os daré un corazón nuevo.

Romanos 6, 3-11: Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado; porque quien muere ha quedado libre del pecado. Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

Salmo 117, 1-2.16-17.22-23: Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Lucas 24, 1-12: El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y entrando no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas quedaron despavoridas y con las caras mirando al suelo y ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. HA RESUCITADO. Recordad como os habló estando todavía en Galilea, cuando dijo que el Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar. Y recordaron sus palabras. Habiendo vuelto del sepulcro, anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás. Era María la Magdalena, Juana y María la de Santiago. También las demás que estaban con ellas, contaban esto mismo a los Apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose ve solo los lienzos. Y volvió a su casa, admirándose de lo sucedido.

MISA DEL DÍA DE PASCUA

Hechos 10, 34a. 37-43: Pedro tomó la palabra y dijo: Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los Judíos y en Jerusalén. A este lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados

Salmo 117, 1-2.16-17.22-23: Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Colosenses 3, 1-4: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.

Juan 20, 1-9: El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro, se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

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