Lectura diaria de la Biblia

9 de junio 2018 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

INMACULADO CORAZÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

Papa Francisco: Al oír la Palabra de Dios provoca estupor: Quedaron asombrados José y María al encontrar a Jesús en el Templo. Y después nos da alegría. Pero el estupor es más que la alegría. Es un momento en el cual se siembra la Palabra de Dios en nuestro corazón. Custodiar la Palabra de Dios quiere decir abrirle nuestro corazón, como la tierra se abre para recibir la semilla. La Palabra de Dios es semilla y se siembra. Y Jesús nos dijo lo que sucede con la semilla. Algunas caen a lo largo del camino, vienen los pájaros y las comen: ciertos corazones no saben recibirla. Guardad la Palabra de Dios es recibirla en nuestro corazón. Es necesario preparar nuestro corazón para recibirla. Meditar siempre sobre lo que nos dice esta Palabra hoy, mirando lo que sucede en la vida. Leer la vida con la Palabra de Dios: esto significa custodiar. Y hacer memoria. La memoria es una custodia de la Palabra de Dios, nos ayuda a custodiarla, a recordar todo lo que el Señor ha hecho en mi vida, todas las maravillas de la salvación (8-6-2013).

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo. Sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados. Él les contestó: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?. Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él bajó con ellos a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Isaías 61, 9-11; Salmo: 1Samuel 2, 1.4-8 . Lucas 2, 41-51

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