Lectura diaria de la Biblia

29 de diciembre 2017 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús bajó, se hizo uno de nosotros, para subirnos con Él al Padre, haciéndonos semejantes a Él. Este movimiento lo podemos contemplar en nuestro corazón imaginando la escena del Evangelio: María que entra en el templo con el Niño en brazos, la Virgen es la que va caminando, pero su hijo va delante de ella. Ella lo lleva, pero es Él quien la lleva a ella por ese camino de Dios, que viene a nosotros para que nosotros podamos ir a Él. Jesús ha recorrido nuestro camino, y nos ha mostrado el camino nuevo y vivo, que es Él mismo. Hasta en cinco ocasiones insiste el Evangelio en la obediencia de María y José a la “Ley del Señor”: Jesús no vino para hacer su voluntad, sino la voluntad del Padre (2-2-2015).

Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones. Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba en él. Le había sido por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”, a quien has presentado ante todos los pueblos: “luz para alumbrar a las naciones”, y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -a ti misma una espada te traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones.

1Juan 2, 3-11; Sal 95, 1-6 . Lucas 2, 22-35

Los comentarios están cerrados