Lectura diaria de la Biblia

11 de junio 2017 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Papa Francisco: La Trinidad es el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación terrenal. El camino de la vida cristiana es un camino esencialmente trinitario. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se cumple en orden a este misterio infinito. Intentemos, por tanto, mantener siempre elevado el tono de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para qué gloria existimos, trabajamos, luchamos sufrimos. Y a qué inmenso premio estamos llamados… Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Y ahora os invito a hacer todos juntos, y en voz alta, esta señal de la cruz ¡todos juntos! En nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (31-5-2015).

Éxodo 34, 4b-6.8-9: Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él proclamando: Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Moisés al momento se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ese es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.

Salmo Daniel 3, 52-56: A ti gloria y alabanza por los siglos.

2Corintios 13, 11-13: Alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente en el beso santo. Os saludan todos los fieles. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros.

Juan 3, 16-18: Dijo Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

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