Lectura diaria de la Biblia

13 de abril 2017 – Jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR

Papa Francisco: El Jueves Santo por la tarde, con la Santa Misa “en la cena del Señor” comienza el Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen de todo el año litúrgico, también el culmen de nuestra vida cristiana. Jesús ofreció al Padre su cuerpo y su sangre bajo las especies del pan y del vino y, dando un alimento a los apóstoles, les mandó perpetuar la ofrenda de su memoria. Jesús –como siervo- lava los pies de sus discípulos. Con este gesto profético, Él expresa el sentido de su vida y de su pasión, como servicio a Dios y a los hermanos: “El Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir”. Esto ha sucedido también en nuestro Bautismo, cuando la gracia de Dios nos lavó del pecado y nos revestimos de Cristo. Esto sucede cada vez que hacemos el memorial del Señor en la Eucaristía: hacemos comunión con Cristo Siervo para obedecer a su mandamiento, el de amarnos como Él nos ha amado. Si nos acercamos a la santa Comunión sin estar dispuestos sinceramente a lavarnos los pies los unos a los otros, no reconocemos el Cuerpo del Señor (1-3-2015).

Éxodo 12, 1-8.11-14: prescripciones sobre la cena pascual.
Salmo 115, 12-18: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.
1Corintios 11, 23-26: Cuando coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.

Juan 13, 1-15: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llagado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarle los pies a los discípulos, secándolos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y este le dijo: Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?. Jesús le replicó: Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le contestó: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. Simón Pedro le dijo: Señor no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: No todos estáis limpios. Cuando acabó de lavarle los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.

Los comentarios están cerrados