Lectura diaria de la Biblia

14 de Noviembre 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El pasaje del evangelio del ciego de Jericó representa la “primera clase de persona” que puebla la narración del evangelista Lucas: un hombre que no tenía nada pero que quería la salvación, quería ser curado, y por lo tanto grita más fuerte que el muro de la indiferencia que lo rodea hasta que vence su propósito y consigue llamar a la puerta del corazón de Jesús. Los discípulos pretendían callar al ciego para evitar disturbios y alejar “al Señor de una periferia”. Esta periferia no podía llegar al Señor, porque este círculo –pero con buena voluntad ¿eh?- cerraba la puerta. Y esto sucede con frecuencia, entre nosotros creyentes: cuando hemos encontrado al Señor, sin que nosotros nos demos cuenta, se crea este micro clima eclesiástico. No sólo los sacerdotes, los obispos, también los fieles: Pero nosotros somos esos que están con el Señor. Y de tanto mirar al Señor no miramos la necesidad del Señor: no miramos al Señor que tiene hambre, que tiene sed, que está en prisión, que está en el hospital. Ese Señor, en el marginado. Y este clima hace mucho mal.

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba que era aquello; y le explicaron: Pasa Jesús Nazareno. Entonces gritó: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!. Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!. Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti?. Él dijo: Señor, que vea otra vez. Jesús le contestó: Recobra la vista, tu fe te ha curado. Enseguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5a; Salmo 1, 1-6 . Lucas 18, 35-43

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