Lectura diaria de la Biblia

7 de Marzo 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El evangelio de San Juan (4, 43-54) habla del funcionario del rey que, al enterarse de la llegada de Jesús a Caná, va a su encuentro para pedirle que salve al hijo enfermo que estaba muriéndose en Cafarnaún. Fue suficiente que Jesús dijera: Anda, tu hijo vive, para que ese hombre creyese en su palabra y se pusiese en camino: Esta es nuestra vida: creer y ponerse en camino, como hizo Abrahán, que confió en el Señor y caminó incluso en momentos difíciles, cuando su fe fue probada con la petición del sacrificio del hijo. Se fio del Señor y siguió adelante. La vida cristiana es esto: caminar hacia las promesas. Por ello la vida cristiana es esperanza. Hay muchos, incluso cristianos y católicos de comunidad, que no caminan. Está la tentación de detenerse, de considerar ser buen cristiano sólo porque se forma parte de movimientos eclesiales y se sienten en ellos como en la propia casa espiritual, casi cansados de caminar. La Cuaresma es un tiempo propicio para pensar si estamos en camino o si estamos demasiado inmóviles y entonces debemos convertirnos.

Salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había hecho esta afirmación: Un profeta no es estimado en su propia patria. Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: Como no veáis signos y prodigios, no creéis. El funcionario insiste: Señor, baja antes de que se muera mi niño. Jesús le contesta: Anda, tu hijo está curado. El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: Hoy a la una lo dejó la fiebre. El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: Tu hijo está curado. Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

Isaías 65, 17-21; Salmo 29, 2-6.11-13 . Juan 4, 43-54

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