La vida se construye en el presente


  

La vida es presente, es ahora.

La vida se construye en el presente. En el presente se siembra, en el presente se riega, en el presente se guía el arbolito limpiándole de impurezas y de malas hiervas, en el presente se siega y se recoge el fruto.

 

De manera simbólica, cuando digo “que siembras” me refiero a lo que haces, a las acciones que emprendes, la educación de los hijos, al hecho de cultivar la tierra, al mantenimiento del amor con la pareja… Según lo que siembras eso recoges. Los problemas de hoy son el resultado de lo mal que lo hicimos en el pasado. Todos los logros, los éxitos, la felicidad, son el fruto del acierto con que hicimos las cosas en el pasado.

Si estamos en época de recoger aun en esta época aprovechemos para seguir sembrando.

 

La vida es presente, lo demás no existe.

¿Acaso se puede rectificar el pasado?

¿Acaso se puede adelantar el futuro?

¿Sabe alguien lo que sucederá en su vida el día de mañana?

Haciendo las cosas bien la vida te da sorpresas, imagínate sin un orden, sin una planificación ¡Qué te puede dar!

 

Dado que es en el presente cuando solo podemos actuar, cuando hacemos todo lo que el momento nos exige, seamos cautos y observemos con frecuencia nuestro comportamiento, podemos estar perdiendo el tiempo, no siendo útiles en este o aquel proyecto, podemos estar haciendo algo de lo que vamos a  arrepentirnos más tarde.

 

Hay cinco aspectos o cauces muy importantes por la que discurre la vida de muchas personas. Puedes pasar por esos caminos conociéndolos y nutriéndote de ese saber, o puedes pasar ignorando dichas riquezas, lo que te impedirá sacarle mayor provecho a la vida.  Digamos que existen básicamente cinco aspectos culturales del saber humano, en los que nos sumergimos cuando nacemos y de los que nos alimentamos a la vez que enriquecemos con nuestra imaginación creativa.

Podíamos clasificarlos en:

– Lo profesional

– La salud

– Las relaciones familiares y humanas

– La cuestión religiosa o de fe

– La relación con el entorno y con la naturaleza

 

Todos o casi todos desde muy temprana edad podemos ir cultivándonos y/o ayudando a que nuestros hijos se desarrollen sin dejar desatendido ninguno de estos cinco pilares que forjan la personalidad o que determinarán el grado de humanidad e integración que tenemos con cualquiera de ellos.

 

En la vida, si tenemos resuelta la supervivencia, la mayor parte de nuestros deseos estarían siempre puestos en la consecución de otros objetivos o metas.

Los planes para conseguir las metas se basan en crearse unas rutinas de comportamiento y seguirlas al pie de la letra. Se trata de crearnos unos buenos hábitos y no abandonarlos hasta que consigamos nuestro propósito. Estos buenos hábitos nos ayudarán a conseguir metas, y a liberarnos de problemas inherentes a la vida misma. Igualmente el establecimiento de un plan es necesario para no dejar al azar la formación de nuestros hijos, o a la mera asistencia al colegio para cubrir el expediente. Lo suyo es conseguir una formación integral de los hijos, pensando en que el día de mañana sean personas de provecho. Este refrán viene de antiguo, pero el interés que encierra es de lo más acertado. Cuando se carece de formación moral e intelectual es muy difícil hacer uso de lo que queda, lo que llaman “ética” cuando la circunstancia así lo requiere.

 

No por implicarnos de manera responsable en la formación de nuestros hijos, hemos de olvidar la nuestra. El aprendizaje en la vida se hace permanente. Siempre que queramos ser útiles a la sociedad, habrá algo en nuestro interior que nos impulse a crecer en el conocimiento, y sólo así podremos dar la talla en nuestra relación personal con amigos, vecinos y personas de otros medios, pudiendo aportar en cualquier circunstancia una idea acertada, o algo que te ayude a salir de una situación difícil. Ya sabemos que conociendo la plantilla del Real Madrid, Barsa, Sevilla, Valencia y Depor, por ejemplo, y si fumas mejor, en estos casos uno va a tener siempre más posibilidades de romper el hielo en ambientes desconocidos y playeros para entablar una conversación. Pero no solo de fútbol vive el hombre. La vida es algo más que eso. Cada día nos exigen más las normativas municipales. Ahora han empezado con obligarnos a recoger los excrementos de nuestros perros si se lo hacen en la calle y pronto no nos dejaran tirar las colillas al suelo, las del cenicero de nuestro coche, ni los papeles de publicidad que nos dieron en el semáforo anterior, cosa un tanto incomprensible porque la calle es de todos y está sucia y el coche es nuestro y lo tenemos limpio como la patena. Como vemos, la formación del niño y de ciertos adultos debe cubrir otras parcelas que desgraciadamente desde hace años se dejan por cubrir.

 

Cuando la formación es deficiente, la actitud negativa y el entusiasmo brilla por su ausencia, cualquier dificultad en la vida nos derrumba, y nos puede llevar a un estado angustioso. Para todo hay que estar preparado. Sobre todo debemos tener la absoluta convicción de que el deseo de conseguir algo y la lucha permanente por conseguirlo casi siempre nos premia con unos buenos resultados. Nunca caigamos en el desaliento y si caemos no permanezcamos mucho tiempo en el suelo, nos pueden pisar y sería indigno, levantémonos y continuemos con la misma confianza que teníamos antes de caer. Pero no olvidemos esto, cada proyecto requiere estar preparado o prepararse, mucha actitud positiva y una buena dosis de entusiasmo, levantándose inmediatamente después de cada caída.

 

En la vida se cometen muchos errores y es bueno aprender de ellos. Aunque lo mejor sería no tener que pasar por los mismos trances que pasaron aquellos que se equivocaron. Uno de ellos es dejar que tu propia razón te nuble la mente con algún acontecimiento del pasado. Sin pasado no seríamos nada, basta con recordar la triste situación que se produce cuando una persona a raíz de un accidente pierde la memoria.

La memoria es de las más grandes cualidades de que goza el ser humano y los animales. La memoria es el reconocimiento de la identidad. Sin embargo la razón debe estar poniendo orden permanentemente en el individuo, incluso muchas cosas de la razón hay que cribarlas o pasarlas por el tamiz, cuanto más las cosas de la mente. Sin olvidar las infinitas ventajas de la memoria, no podemos aceptar todo aquello que la mente nos pone delante de los ojos. Las cosas del pasado solo hemos de usarlas para mejorar alguna acción del presente o para salir de alguna situación de peligro (instinto de conservación que se da en multitud de animales cuando olfatean en el mismo aire la presencia próxima del enemigo) si no tuvieran la memoria de una triste experiencia no se alterarían lo mas mínimo y correrían riesgo de muerte, a nosotros nos pasa igual. La mente nos presenta con mayor profusión los hechos más luctuosos que hayamos padecido, todo lo peor que nos haya pasado la mente nos lo trae al recuerdo, y casi siempre podríamos sacar buenas lecturas, pero si nos acostumbramos a esta práctica solo viviríamos de recuerdos y la vida es algo más que eso, la vida es presente, la vida es la oportunidad de dar un paso hacia adelante para acercarnos a ese objetivo que nos llenará de gozo. Creo que no debemos subestimar el poder del automatismo mental, el daño que nos puede causar recordar las mismas imágenes, las mismas palabras, las mismas percepciones, revivir esto de manera repetida puede significar para la mente la aceptación por parte de la razón de esa presencia y, puede ocurrir que cuando nosotros queramos desembarazarnos de esos recuerdos sea demasiado tarde y ya no podamos. Resumiendo, si tenemos algo importante que hacer y de cosas importantes debería estar llena nuestra vida (vivimos demasiado poco tiempo para perderlo en banalidades) debemos permanecer centrados en aquello que estamos haciendo, nuestro cuerpo y mente imprimirán la máxima energía y todo será más fácil. Si por el contrario dejamos que nuestra mente se nuble con algo del pasado, inevitablemente cometeríamos muchos errores y lo que es peor pondríamos nuestro ritmo o actividad al ralentí, quedando eclipsados o abstraídos, y comenzaríamos a vivir de forma autómata, quedaríamos sumidos en un pensamiento que neutraliza y que ciega.

 

Todo lo que hacemos en la vida lo hacemos mediante costumbres o hábitos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos casi todos los días hacemos lo mismo. Estamos llenos de hábitos en el pensar y en el hacer. Ello es fruto del poder de automatismo de nuestra mente. No digo esto para asustar sino para todo lo contrario, para que sepamos que todo hábito malo lo podemos cambiar por otro hábito bueno. Cuando el individuo pretende jugar con la mente a menudo se queda prisionero de ella, de ahí que es importante que sepamos que las cosas malas son las que más le gusta a la mente , como digo al principio, por eso las cosas malas las tenemos que apartar de nuestra imaginación cambiándolas por cosas buenas. Este ejercicio no es fácil pero tampoco imposible solo hay que practicarlo con naturalidad y de manera repetitiva, cuando lo hagamos de manera consciente de cinco a diez veces seguiremos haciéndolo de forma mecánica toda la vida.

 

Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos hacemos cosas que podríamos encuadrar en cada uno de los pilares mencionados para la formación integral de la persona. Por ejemplo:

         Nos levantamos y nos aseamos. Tiene que ver con nuestra imagen (profesional) (salud)

         Desayunamos (salud)

         Cogemos el coche, metro o autobús (profesional) En el metro o el autobús te pueden empujar e incluso cambiarte de sitio de un empujón, no pasa nada. Cuando vas en el coche que no se te acerquen demasiado que te los comes.

         Quizá ya te hayas fumado algún cigarrillo y bebido alguna copa o tomado algún café, (salud, estás a punto de empezar a trabajar o empezar la clase en colegio o Universidad (profesional)

         En esa relación con los compañeros de estudios y con los profesores o compañeros de trabajo nos formamos en cuanto a las relaciones humanas y la formación profesional. En todo este intervalo hablamos con los mismos compañeros, fumamos los mismos cigarros y tomamos los mismos cafés.

         Comemos y seguimos haciendo lo mismo, por la tarde igual y por la noche igual hasta que nos acostamos. Llega el sábado y lo mismo que los sábados y el domingo lo mismo que los domingos.

 

Es bueno darnos cuenta de esto, para saber que casi todo lo hacemos de manera mecánica y no lo tenemos ni que pensar. Ahora viene lo importante. Todo eso que hacemos ¿Es lo correcto? ¿Es lo que más nos interesa para el futuro? Es lo que más conviene a nuestra salud? ¿Es lo mejor para nuestra economía? ¿Es lo mejor para la relación con nuestra pareja? ¿Es lo mejor para la relación con nuestro entorno? ¿Es lo mejor para nuestro crecimiento personal? ¿Estamos seguros de que para ser plenamente felices podemos vivir al margen de Dios y de la fe? ¿Sabemos realmente que partido político puede traernos mayor prosperidad a nosotros y a nuestros hijos, mayor seguridad jurídica, mejor formación intelectual, y mayor libertad para elegir otras opciones de la vida como puede ser la opción religiosa?

Hay muchas preguntas que deberíamos hacernos y darnos las respuestas acertadas y respecto de otras preguntas exigir las mismas respuestas acertadas a quienes nos las deban y puedan dar.

 

Muchas soluciones están en nosotros mismos, otras las podemos buscar fuera pero con conocimiento y con fe o esperanza. Y saber que somos afortunados por vivir en un sistema democrático, lo que da al pueblo absoluto poder para elegir a sus gobernantes y la misma, protege al individuo a través de unas leyes que garantizan su libertad.

 

Me gustaría indicar una serie de acciones realizadas por la persona de manera mecánica, lo que le lleva ha hacer las cosas de manera inconsciente, sin tener en cuenta el daño que se causa a otros, ni a las mismas arcas públicas. Si esto lo pudiésemos cambiar, si quisiéramos cambiarlo, pagaríamos infinitamente menos impuestos y transformaríamos la triste imagen de nuestro entono y Naturaleza en un paraíso. Entendiendo que para mí Naturaleza es todo, desde las viviendas hechas por el hombre a los medios de transporte, el parque, el bosque, etc.

 

¿Porqué llamamos naturaleza o natural al medio salvaje, al medio donde viven los animales irracionales, y no llamamos natural a la obra humana? Si una zorra se hace una madriguera ella misma se le llama natural a esta acción, si un ser humano se hace su casa deja de ser natural para llamarse otra cosa.

 

La naturaleza empieza desde nuestro interior hasta el infinito. Y desde nuestro interior hasta ese infinito debemos cuidar y mantener siempre lo mas limpio posible. Siempre cabría permitir la suciedad en lo nuestro, lo privado, pero no en lo comunitario, como puede ser la calle, el parque, el campo…

 

Vienen tiempos en los que plantearnos la importancia de los residuos, el destino final de los residuos, el efecto del CO2 expulsado a la atmosfera por el uso desmesurado de energías contaminantes. Lo que representa el árbol en nuestra vida y en la vida de planeta. De un tiempo a esta parte han desaparecido un sin fin de árboles que había a la entrada de las ciudades, a los lados de la carretera, no se si para evitar accidentes mortales o algo parecido, cuando lo que hay que hacer para evitar accidentes es ir despacio en lugares donde no se puede correr por la presencia de los mismos árboles, o de peatones. El árbol después del reino animal es otro elemento rey de la naturaleza, ¿Dónde quedaría la simbología del tronco y las ramas? El árbol aporta la mayor cantidad de frutos para la alimentación humana, el árbol transforma el CO2 en oxigeno, el árbol proporciona sombra al caminante, el árbol proporciona belleza al paisaje, soporta el nido de las aves del cielo y sirve de protección y descanso para las mismas aves, el árbol es un símbolo del crecimiento.

Estas son unas pinceladas de lo que puede ser una buena concienciación  tomando como base el respeto y la protección del medio ambiente. Respeto a nuestros semejantes, respeto a nuestros mayores, respeto a nuestros adversarios…

 

Diego Levita

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