Lectura diaria de la Biblia

30 de octubre 2008 – Jueves

       

                             No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén

                                                                                                                                         
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte. Él contestó: Id  a decirle a ese zorro: “Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término”. Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: “Bendito el que viene en nombre del Señor”.

 

Ef 6, 10–20; Sal 143, 1-2.9-10 . Lucas 13, 31-35

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