Lectura diaria de la Biblia

4 de Noviembre 2012 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

 Mundo: No estás lejos del reino de Dios: Para Cristo no hay distancias, sino corazones que quieren encontrarlo o no. Merece la pena -la alegría- intentarlo.

Fe: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo.

Dt 6, 2-6: Habló Moisés al pueblo, diciendo: Teme al Señor, tu Dios, guardando todos   los mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor Dios de tus padres: “Eres una tierra que mana leche y miel”. Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, con todas las fuerzas. Las palabras que yo te digo quedarán en tu memoria.
 

Sal 17, 2-4.47-51: Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.

Hb 7, 23-28: Ha habido multitud de sacerdotes del antiguo testamento,  porque la muerte les impedía permanecer; como este, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que pueda salvar definitivamente a los que por su medio de él se acercan a Dios, porque viven siempre para interceder en su favor.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día -como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo-, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
 

Marcos, 12, 28b-34. Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Respondió Jesús: El primero es: “Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que éstos. El escriba replicó: Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Los comentarios están cerrados