No les dejamos conocer el mundo

Mamá, te felicito en el día de las madres desde el cielo.

Yo fui concebido en tu seno y gocé mucho los primeros días de vida. Sentía un deseo enorme de crecer y pensé que tú compartías conmigo ese gozo. Más adelante me di cuenta que mi alegría no era compartida y empecé a sufrir. Me pasó, en cierto modo, lo que le pasó a Cristo, lo que no sé es si mis lágrimas eran de sangre como las de él. Era mucha la angustia que sentía cuando supe que la decisión estaba tomada y no podía huir. No sabía el día pero sabía que iba a morir. Me estremecía al pensar que si no podía contar con mi madre y mi padre para alimentarme y ayudarme en mi desarrollo inicial, ¡con quien iba a contar!

Afortunadamente he conocido al Niño Jesús, niño que también estuvo a punto de ser asesinado a los pocos días de nacer, pero al menos esta vez se libró de la muerte. Luego me dijo que como el mundo no le quería, finalmente le asesinaron. El mundo creía que podía matar al Rey de la Vida, ¡mundo ignorante!  y se equivocó como tú también te has equivocado, mamá. Creías que podías matarme y aquí estoy, perdonándote y pidiendo tu perdón a Dios. Pero en algo sí me has hecho daño, has suprimido por una decisión injusta años de gozo contigo, años de felicidad mutua, años que me hubieran permitido disfrutar de la creación de Dios en la tierra; las maravillas que hizo Dios en el origen del mundo, y las maravillas que ha hecho el hombre, que en definitiva sigue siendo creación de Dios.

Y ahora me dirijo al mundo, a ese mundo que como tú ha propiciado mi destrucción. Ese mundo inhumano que para ocultar sus vergüenzas decía que yo no era un ser humano. ¿Qué se puede esperar de la fecundación de un huevo o cigoto femenino por un esperma masculino? ¿Qué se puede esperar? ¿Un dinosaurio? Pues no. Puesto que de haber sido yo un dinosaurio, no solo no se hubiera permitido mi aniquilamiento, sino que hubiera estado todo el país expectante, esperando mi nacimiento. Paradojas de la vida. Por matar un lagarto ponen multa de 12.000 mil euros y para matarme a mí, el mismo mundo pagó 12.000 euros a una clínica abortista.

Bueno mamá, espero que cuando veas al Niño Jesús te acuerdes de mí y hayas aprendido la lección: que la vida viene de Dios y sólo Dios la puede quitar.

Cuando le pediste perdón Dios te perdonó y Dios espera que le des más hijos para que ayuden a transformar el mundo.

Un beso mamá, te espero.

Primer domingo de Mayo

6-5-2012

Diego Caballero “Levita”

Los comentarios están cerrados