Lectura diaria de la Biblia

4 de abril 2011 – Lunes

 

Mundo: Jesús se quejaba: Como no veáis prodigios no creéis. ¿Y los que ni viendo milagros creen?

 

Fe: Quien tiene experiencia de la presencia de Dios no necesita milagros para creer en Jesús.

Salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había hecho esta afirmación: Un profeta no es estimado en su propia patria. Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: Como no veáis signos y prodigios, no creéis. El funcionario insiste: Señor, baja antes de que se muera mi niño. Jesús le contesta: Anda, tu hijo está curado. El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a que hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: Hoy a la una lo dejó la fiebre. El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: Tu hijo está curado. Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

 

Is 65, 17-21; Sal 29, 2-6.11 . Juan 4, 43-54   

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