Lectura diaria de la Biblia

31 de diciembre 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Al final del año, la Palabra de Dios nos acompaña con dos expresiones del apóstol Pablo (Ga 4, 4-5). 1. La primera es plenitud del tiempo. Acabamos de celebrar el nacimiento de Jesús. ¿Cómo puede ser este el signo de la plenitud del tiempo? En poco más de treinta años desatará una fuerza sin precedentes, que todavía permanece y perdurará a lo largo de toda la historia: la fuerza del amor. El amor da plenitud a todo. 2. Porque el Hijo de Dios nació en el tiempo, y cuál es su misión: nació para rescatar. Dios ha enviado al mundo a su Hijo unigénito para erradicar del corazón del hombre la esclavitud antigua del pecado y restituirle así su dignidad. Por el anonadamiento de Jesús hemos sido exaltados. De su pequeñez ha venido nuestra grandeza. De su fragilidad, nuestra fuerza. De su hacerse siervo, nuestra libertad (31-12-2018).

En el principio existía el verbo, y el verbo estaba junto a Dios, y el verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. El verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: Éste es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

1Juan 2, 18-21; Salmo 95, 1-2.11-13 . Juan 1, 1-5.9-16

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