Lectura diaria de la Biblia

22 de septiembre 2018 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El Creador invita al hombre a participar en su obra creadora. Le dice: “¡Cultiva! Te doy las semillas, te doy la tierra, el agua, el sol, te doy tus manos y las de tus hermanos. Ahí lo tienes, es también tuyo”. Es un regalo, es un don, es una ofrenda. No es algo adquirido, no es algo comprado. Nos precede y nos sucederá. Es un don dado por Dios para que con Él podamos hacerlo nuestro. Dios no quiere una creación para sí, para mirarse así mismo. Todo lo contrario. La creación es un don para ser compartido. Es el espacio que Dios nos da para construir con nosotros. El mundo, la historia, el tiempo es el lugar donde vamos construyendo ese nosotros con Dios, el nosotros con los demás, el nosotros con la tierra (7-7-2015).

Habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, dijo Jesús en parábolas: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad. Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron. Y otra parte cayó en tierra buena y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga. Entonces le preguntaron los discípulos: ¿Qué significa esa parábola?. Él les respondió: A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, “para que viendo no vean y oyendo no entiendan”. El sentido de la parábola es este: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero dejándose llevar por los afanes y riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no llegan a dar fruto maduro. Los de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.

1Corintios 15, 35-37.42-49; Salmo 55, 10-14 . Lucas 8, 4-15

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