Lectura diaria de la Biblia

12 de febrero 2017 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas; no he venido a abolir, sino a dar plenitud… Jesús era práctico, hablaba siempre con ejemplos para hacerse entender. Empieza por el quinto mandamiento: Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Las palabras pueden matar. Cuando se dice de una persona que tiene la lengua de serpiente, ¿Qué quiere decir? Que sus palabras matan. Por lo tanto, no solo no hay que atentar contra la vida del prójimo, sino que tampoco hay que derramar sobre él el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia. Ni tampoco hablar mal de él. Si cada uno de nosotros hiciese el propósito de evitar las críticas, al final llegaría a ser santo. Jesús propone a quien le sigue la perfección del amor: un amor cuya única medida es no tener medida (16-2-2014).

Eclesiástico 15, 16-21: Si quieres, guardarás sus mandatos, porque es prudencia cumplir su voluntad; ante ti están puesto fuego y agua, echa mano a lo que quieras; delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que el escoja. Es inmensa la sabiduría del Señor, es grande su poder y lo ve todo; los ojos de Dios ven las acciones, él conoce todas las obras del hombre; no mandó pecar al hombre ni deja impunes a los mentirosos.

Salmo 118, 1-5.17-18.33-34: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

1Corintios 2, 6-10: Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino como está escrito: Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu, y el Espíritu todo lo penetra, hasta la profundidad de Dios.

Mateo 5, 17-37: Dijo Jesús a sus discípulos: No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano imbécil, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama necio, merece la condena de la gheenna del fuego. Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo. Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adúltero con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gheenna. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gheenna. Se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer –no hablo de unión ilegítima- y se casa con la otra comete adulterio. También habéis oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y cumplirás tus juramentos al Señor. Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del maligno.

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