Lectura diaria de la Biblia

3 de abril 2019 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En la ciudad santa había mucha gente. Están los pequeños y los sencillos, que han acogido festivamente al profeta de Nazaret. Están los sumos sacerdotes y los líderes del pueblo que lo quieren eliminar. También están unos griegos que tienen curiosidad por verlo… Aquellos que también hoy quieren ver a Jesús, a los que están en búsqueda del rostro de Dios, a muchos que aún no han encontrado a Jesús personalmente… Podemos ofrecerles tres cosas: el Evangelio, el Crucifijo y el testimonio de nuestra fe, pobre pero sincera; una fe que se traduce en gestos sencillos de caridad fraterna (22-3-2015).

Jesús dijo a los judíos: Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo. Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: En verdad, en verdad os digo: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. En verdad, en verdad os digo: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual, que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Isaías 49, 8-15; Salmo 144, 8-9.13-14.17-18 . Juan 5, 17-30

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