Lectura diaria de la Biblia

20 de enero 2019 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

JORNADA MUNDIAL DE LAS MIGRACIONES

Papa Francisco: El Evangelio de este domingo presenta el evento prodigioso sucedido en Caná, un pueblo de Galilea, durante la fiesta de una boda en la que también participaron María y Jesús, con sus primeros discípulos (cf jn 2, 1-11). La madre dice al Hijo que falta vino y Jesús, después de responder que todavía no ha llegado su hora, sin embargo acoge su petición y da a los novios el mejor vino de toda la fiesta. El evangelista subraya que este fue el primero de los signos que Jesús realizó; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en Él. Pero el milagro de Caná no tiene que ver solo con los esposos. Cada persona humana está llamada a encontrar al Señor en su vida. La fe cristiana es un don que recibimos con el bautismo y que nos permite encontrar a Dios. La fe atraviesa tiempos de alegría y de dolor, de luz y de oscuridad, como en toda autentica experiencia de amor. El relato de las bodas de Caná nos invita a redescubrir que Jesús no se presenta a nosotros como un juez preparado para condenar nuestras culpas, ni como un comandante que nos impone seguir ciegamente sus órdenes; se manifiesta como salvador de la humanidad, como hermano, como nuestro hermano mayor, hijo del Padre: se presenta como Aquél que responde a las esperanzas y a las promesas de alegría que habitan en el corazón de cada uno de nosotros. Entonces podemos preguntarnos: ¿Verdaderamente conozco de este modo al Señor? ¿Lo siento cercano a mí, a mi vida? Se trata de darse cuenta de que Jesús nos busca y nos invita a hacerle espacio en lo íntimo de nuestro corazón (17-1-2016).

Isaías 62, 1-5: Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán su justicia, y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán abandonada, ni a tu tierra desbastada; a ti te llamarán Mi predilecta, y a tu tierra Desposada; porque el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá un esposo. Como un joven se desposa con una doncella, así se desposan tus constructo0res. Como se regocija el marido con su esposa, se regocija tu Dios contigo.

Salmo 95, 1-3.7-10: Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

1Corintios 12, 4-11: Hay diversidad de carismas, pero un mismo espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del espíritu para el bien común. Y así uno recibe del espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo espíritu. Hay quien, por el mismo espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo espíritu, don de curar. A este le han concedido hacer milagros; a aquel, profetizar. A otro, distinguir los buenos y los malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

Juan 2, 1-11: Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dice: no les queda vino. Jesús le dice: Mujer ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora. Su madre dice a los sirvientes: Haced lo que él os diga. Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: Sacad ahora, y llevadlo al mayordomo. Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes si lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice: Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora. Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

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