Lectura diaria de la Biblia

6 de agosto 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

FIESTA DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

Papa Francisco: La Transfiguración del Señor nos ofrece un mensaje de esperanza: nos invita a encontrar a Jesús, para estar al servicio de los hermanos. La subida al monte Tabor nos induce a reflexionar sobre la importancia de separarse de las cosas mundanas, para emprender un camino hacia lo alto y contemplar a Jesús. Se trata de ponernos a la escucha atenta y orante de Cristo, el Hijo amado del Padre, buscando momentos de oración que permitan la acogida dócil y alegre de la Palabra de Dios. En esta separación de las cosas mundanas, estamos llamados a redescubrir el silencio pacificador y regenerador de la meditación del Evangelio, de la lectura de la Biblia, que conduce hacia una meta rica de belleza, de esplendor y de alegría. Y cuando nosotros nos ponemos así, con la Biblia en la mano, en silencio, comenzamos a escuchar esta belleza interior, esta alegría que genera la Palabra de Dios en nosotros (6-8-2017).

2Pedro 1, 16-19: Esta voz del cielo la oímos nosotros.
Salmo 96, 1-2.5-6.9: El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.
Mateo 17, 1-9: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. De repente se le aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!. Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo. Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: Levantaos, no temáis. Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban del monde, Jesús les mandó: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.

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