Lectura diaria de la Biblia

5 de julio 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En el Evangelio de hoy Jesús dice: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Se dirige a “todos” los que están cansados y oprimidos por la vida. Sabe que muchas cosas cansan al corazón: desilusiones y heridas del pasado, pesos que hay que cargar e injusticias que hay que soportar en el presente, incertidumbres y preocupaciones por el futuro. La primera palabra de Jesús es una invitación a moverse y reaccionar: “Venid”. Pero salir solo no basta, es necesario saber a dónde ir. Muchas metas son ilusorias: prometen descanso y distraen solo un poco, aseguran paz y dan diversión dejando luego en la soledad de antes, son “fuegos artificiales”. Jesús indica a donde ir: “Venid a mí”. Muchas veces, ante un peso de la vida o una situación que nos duele, intentamos hablar con alguien que nos escuche. No nos olvidemos de abrirnos a Él y contarle la vida, encomendarle personas y situaciones. Quizá hay “zonas” de nuestra vida que nunca le hemos abierto a Él y que han permanecido oscuras, porque no han visto nunca la luz del Señor. Hoy Él dice a cada uno: “¡Ánimo, no te rindas ante los pesos de la vida, no te cierres ante los miedos y los pecados, sino ven a mí”. Él nos espera, nos espera siempre, no para resolvernos mágicamente los problemas, sino para hacernos fuertes en nuestros problemas. Jesús no nos quita los pesos de la vida, sino la angustia del corazón; no nos quita la cruz, sino que la lleva con nosotros. Y con Él cada peso se hace ligero, porque Él es el descanso que buscamos. Cuando en la vida entra Jesús, llega la paz, la que permanece en las pruebas, en los sufrimientos. Vallamos a Jesús, démosle nuestro tiempo, encontrémosle cada día en la oración, en un dialogo confiado y personal; familiaricémonos con su Palabra: nos sentiremos amados y consolados por Él. No olvidemos encontrar el verdadero descanso en el Señor. Que nos ayude en esto la Virgen María, nuestra Madre, que siempre cuida de nosotros cuando estamos cansados y oprimidos y nos acompaña a Jesús (9-7-2017).

Zacarías 9, 9-10: Esto dice el Señor: ¡Salta de gozo, Sión; alégrate, Jerusalén! Mira que viene tu rey, justo y triunfador, pobre y montado en un borrico, en un pollino de asna. Suprimirá los carros de Efraín, y los caballos de Jerusalén; romperá el arco guerrero y proclamará la paz a los pueblos. Su dominio irá de mar a mar, desde el río hasta los extremos del país.

Salmo 144, 1bc-2, 8-14: Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Romanos 8, 9.11-13: Vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Mateo 11, 25-30: Tomó la palabra Jesús y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

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