Lectura diaria de la Biblia

2 de abril 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En la primera lectura (Génesis 17, 3-9) el Señor hace una alianza con Abrahán, una alianza que se prolongará, se alargará; en la historia se convertirá en un pueblo: los pecados del pueblo los conocemos. Pero el Señor es fiel. En mi tierra hay una pequeña flor, que se regala a las madres el día de la madre, y tiene dos colores: un azul claro para las madres vivas, y uno violeta para las madres fallecidas, y se llama “no me olvides”. Este es el amor de Dios, como el de la madre: Dios no se olvida de nosotros, nunca, no puede, es fiel a su alianza. De nosotros podemos decir: -“Pero, mi vida es muy fea, estoy en esta dificultad, soy un pecador, una pecadora”. Pero Él no se olvida de ti, porque tiene este amor visceral y es padre y madre. Ninguno de nosotros es fiel, pero Él sí. Esta es nuestra esperanza y nuestra alegría: su fidelidad que nos toma de la mano y no nos deja, no te deja (22-3-2018).

Dijo Jesús a los judíos: En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre. Los judíos le dijeron: Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?. Jesús contestó: Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: “No lo conozco”, sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría. Los judíos le dijeron: No tienes todavía 50 años, ¿y has visto a Abrahán?. Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy. Entonces agarraron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Génesis 17, 3-9; Salmo 104, 4-9 . Juan 8, 51-59

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