Lectura diaria de la Biblia

19 de Junio 2016 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En el evangelio de este domingo resuena una de las palabras más incisivas de Jesús: El que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. (Lc 9, 24). Hay aquí una síntesis del mensaje de Cristo, y está expresado con una paradoja muy eficaz, que nos permite conocer su modo de hablar, casi nos hace percibir su voz… Pero, ¿qué significa perder la vida a causa de Jesús? Esto puede realizarse de dos modos: explícitamente confesando la fe o implícitamente defendiendo la verdad. Los mártires son el máximo ejemplo de perder la vida por Cristo. Pero está también el martirio cotidiano, que no comporta la muerte pero que también es un perder la vida por Cristo, realizando el propio deber con amor, según la lógica de Jesús, la lógica del don, del sacrificio. También ellos son mártires. Mártires cotidianos, mártires de la cotidianidad. Cuantos hombres rectos prefieren ir a contracorriente, con tal de no negar la voz de la conciencia, la voz de la verdad. ¡Adelante, sed valientes e id a contracorriente! ¡Y estad orgullosos de hacerlo!

Zacarías 12, 10-11.13, 1: Esto dice el Señor: Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día, será grande el luto en Jerusalén, como el luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido.

Salmo 62, 2-9: Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Gálatas 3, 26-29: Hermanos: Todos sois hijos de Dios por la fe en cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán, y herederos de la promesa.

Mateo 9, 18-24: Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos contestaron: Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Él les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: El Mesías de Dios. Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Y, dirigiéndose a todos, dijo: El que quiera seguirme, que se niegue así mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará

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