Archivo de febrero de 2016

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 29 de febrero de 2016

29 de Febrero 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En la sinagoga de Nazaret Jesús dice que allí no se harán milagros: aquí vosotros no aceptáis al profeta porque no lo necesitáis, estáis demasiado seguros. Las personas que Jesús tenía delante estaban muy seguras en su “fe” entre comillas, muy seguras en su observancia de los mandamientos, que no necesitaban otra salvación. Los leprosos y las viudas en ese tiempo eran marginados. Mira, si tú no te sientes en zona marginal, no tendrás salvación. Esta es la humildad, la senda de la humildad: sentirse tan marginado de tener necesidad de la salvación del Señor. Sólo Él salva; no nuestra observancia de los preceptos. El mensaje de hoy, en esta tercera semana de Cuaresma: si queremos ser salvados, debemos elegir el camino de la humildad, de la humillación. María en su cántico no dice estar contenta porque Dios miró su virginidad, su bondad, su dulzura, las muchas virtudes que ella tenía, sino que exulta porque el Señor miró la humildad de su esclava, su pequeñez.

Dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempo de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio. Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

2Reyes 5, 1-15a; Salmo 41, 2-3; 42, 3-4 . Lucas 4, 24-30

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 28 de febrero de 2016

28 de Febrero 2016 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Con sus invitaciones a la conversión, la Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a sacudirnos del torpor, del riesgo de seguir adelante por inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del profeta Joel es fuerte y clara: Convertíos a mí de todo corazón (Joel 2, 12). ¿Por qué debemos volver a Dios? Porque algo no está bien en nosotros, no está bien en la sociedad, en la Iglesia, y necesitamos cambiar, dar un viraje. Y esto se llama tener necesidad de convertirnos. Una vez más la Cuaresma nos dirige su llamamiento profético, para recordarnos que es posible realizar algo nuevo en nosotros mismos y a nuestro alrededor, sencillamente porque Dios es fiel, es siempre fiel, porque no puede negarse así mismo, sigue siendo rico en bondad y misericordia, y está siempre dispuesto a perdonar y recomenzar de nuevo. Con esa confianza filial, pongámonos en camino.

Éxodo 3, 1-8a.13-15: Pastoreaba Moisés el rebaño de su suegro Getró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Oreb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre la zarza. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza. Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: Moisés, Moisés. Respondió él: Aquí estoy. Dijo Dios: No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado. Y añadió: Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios. El Señor le dijo: He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel. Moisés replicó a Dios: Mira, yo iré a los israelitas y les diré: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntan cómo se llama este Dios, ¿qué le respondo?. Dios dijo a Moisés: Soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo soy, me envía a vosotros. Dios añadió: Esto dirás a los israelitas: YAHVÉ, Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación.

Salmo 102, 1-8.11: El Señor es compasivo y misericordioso.

1Corintios 10, 1-6.10-12: No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron nuestros padres. No protestéis como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del exterminador. Todo esto les sucedía como un ejemplo: y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.

Lucas 13, 1-9: Se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilatos con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto a esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?”. Pero el viñador contestó: “Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, haber si da fruto. Si no, el año que viene la cortas”.

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sábado, 27 de febrero de 2016

27 de Febrero 2016 – Sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (Su padre lo vio y se conmovió). Nuestro Padre no se cansa jamás de amar y sus ojos no se cansan de mirar el camino que conduce a casa, para ver si regresa el hijo que se marchó y se perdió. Nuestro Padre nos espera siempre, no sólo nos deja la puerta abierta, sino que nos espera. No se cansa ni siquiera de amar al otro hijo que, incluso permaneciendo siempre en casa con él, no es partícipe, sin embargo, de su misericordia, de su compasión. Dios no está solamente en el origen del amor, sino que en Jesucristo nos llama a imitar su modo mismo de amar.

Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre le repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”. Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. El padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”.

Miqueas 7, 14-15.18-20; Salmo 102, 1-4.9-12 . Lucas 15, 3.11-32

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viernes, 26 de febrero de 2016

26 de Febrero 2016 – Viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Hoy la palabra de Dios presenta la imagen de la viña como símbolo del pueblo que el Señor eligió. Como una viña, el pueblo requiere mucho cuidado, requiere un amor paciente y fiel. También cuidar a la familia es un modo de trabajar en la viña del Señor, para que produzca los frutos del reino de Dios (cf. Mt 21, 33-43). Sin embargo, para que la familia pueda caminar bien, con confianza y esperanza, es necesario que se alimente de la palabra de Dios. Por eso es una feliz coincidencia que precisamente hoy nuestros hermanos paulinos hayan querido hacer una gran distribución de la Biblia aquí, en la plaza, y en muchos otros lugares… Podemos decir: una Biblia en cada familia. Pero padre, ya tenemos dos, tres… ¿Dónde la tenías escondida?… La Biblia no es para ponerla en un anaquel, sino para tenerla al alcance de la mano, para leerla a menudo, todos los días, tanto individual como comunitariamente, marido y mujer, padre e hijos, quizás en la noche, especialmente el domingo. Así, la familia crece, camina con la luz y la fuerza de la palabra de Dios.

Dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? Le contestaron: Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos. Y Jesús les dice: ¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?”. Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente que lo tenía por profeta.

Génesis 37, 3-4.12-13a.17b-28; Salmo 104, 16-21 . Mateo 21, 33-34.45-46

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jueves, 25 de febrero de 2016

25 de Febrero 2016 – Jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán… Jesús tenía cierta preferencia por los marginados: los leprosos, las viudas, los niños huérfanos, los ciegos…, las personas marginadas. Y también los grandes pecadores…, y este es mi consuelo. Sí, porque Él ni siquiera se asusta del pecado. Cuando encontró una persona como Zaqueo, que era un ladrón, o como Mateo, que era un traidor de la patria por dinero, no se asustó. Los miró y los eligió. También esta es una pobreza: la pobreza del pecado. Para mí, el corazón del Evangelio es de los pobres. Hace dos meses (en enero de 2014) oí que una persona dijo: este Papa es comunista. ¡No! Esta es una bandera del Evangelio, no del comunismo ¡del Evangelio! Pero la pobreza sin ideología, la pobreza.

Dijo Jesús a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”. Pero Abrahán le contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces”. El rico insistió: “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evite que vengan también ellos a este lugar de tormento”. Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen”. El rico contestó: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto”.

Jeremías 17, 5-10; Salmo 1, 1-6 . Lucas 16, 19-25.27-31

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miércoles, 24 de febrero de 2016

24 de Febrero 2016 – Miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología…, sino una vía, una senda para recorrerla con Él. Esta es nuestra alegría: caminar con Jesús. Y esto no es fácil, no es cómodo, porque la vía escogida por Jesús es la vía de la cruz. Mientras van de camino, Él habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su pasión, muerte y resurrección. Y ellos se quedan sorprendidos y asustados. Sorprendidos, cierto, porque para ellos subir a Jerusalén significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve luego en la petición de Santiago y Juan; y asustados por lo que Jesús habría tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer. Nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la cruz, sino que, más bien, en la Cruz tenemos nuestra esperanza. No obstante, también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación de pensar según el modo de los hombres y no de Dios.

Mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los doce, les dijo por el camino: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará. Entonces se le acercó la madre de los Cebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: ¿Qué deseas? Ella contestó: Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Pero Jesús replicó: No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? Contestaron: Lo somos. Él les dijo: Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre. Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Nos será así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.

Jeremías 18, 18-20; Salmo 30, 5-6.14-16 . Mateo 20, 17-28

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martes, 23 de febrero de 2016

23 de Febrero 2016 – Martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La tentación de la codicia siempre está presente. También la encontraremos en la gran profecía de Ezequiel sobre los pastores (cf. Cap. 34), comentada por san Agustín en su célebre discurso que acabamos de leer en la liturgia de las Horas. La codicia del dinero y del poder. Y para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo (cf. Mt 23, 4). Somos todos pecadores y también nosotros podemos tener la tentación de apoderarnos de la viña, a causa de la codicia que nunca falta en nosotros, seres humanos. El sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos frustrar el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad.

Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: Haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que lo vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque sólo uno es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Isaías 1, 10.16-20; Salmo 49, 8-23 . Mateo 23, 1-12

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 22 de febrero de 2016

22 de Febrero 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Esto que sucedió de modo único en san Pedro, sucede también en cada cristiano que madura una fe sincera en Jesús el Cristo, el Hijo de Dios vivo. El Evangelio de hoy interpela también a cada uno de nosotros. ¿Cómo va tu fe? Que cada uno responda en su corazón. ¿Cómo te va tu fe? ¿Cómo encuentra el Señor nuestro corazón? ¿Un corazón firme como la piedra o un corazón arenoso, es decir, dudoso, desconfiado, incrédulo? Nos hará bien hoy pensar en esto. Si el Señor encuentra en nuestro corazón una fe no digo perfecta, pero sincera, genuina, entonces él ve también en nosotros las piedras vivas con las cuales construir su comunidad.

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?. Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. El les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?. Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! Porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo. Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

1Pedro 5, 1-4; Salmo 22, 1-6 . Mateo 16, 13-19

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domingo, 21 de febrero de 2016

21 de Febrero 2016 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Hoy el Evangelio nos presenta el acontecimiento de la Transfiguración. Es la segunda etapa del camino cuaresmal. La montaña en la Biblia representa el lugar de la cercanía con Dios y del encuentro íntimo con Él; el sitio de la oración, para estar en presencia del Señor. Allí arriba, en el monte, Jesús se muestra a los tres discípulos transfigurado, luminoso, bellísimo; y luego aparece Moisés y Elías, que conversan con Él. Su rostro estaba tan resplandeciente y sus vestiduras tan blancas, que Pedro quedó iluminado. El Padre proclama a Jesús su Hijo predilecto, diciendo: Escuchadlo (v.5). ¡Esta palabra es importante! Y esto no lo dice el Papa, lo dice Dios Padre, a todos: a mí, a vosotros, a todos, a todos. Es como una ayuda para ir adelante por el camino de la Cuaresma. Escuchad a Jesús. No lo olvidéis.

Génesis 15, 5-12.17-18: Dios sacó afuera a Abrahán y le dijo: Mira al cielo, cuenta las estrella si puedes. Y añadió: Así será tu descendencia. Abrahán creyó al Señor y se le contó en su haber. El Señor le dijo: Yo soy el Señor que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra. Él replicó: Señor Dios, ¿Cómo sabré que voy a poseerla?. Respondió el Señor: Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón. Abrahán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrahán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrahán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrahán en estos términos: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río.

Salmo 26, 1.7-9.13-14: El Señor es mi luz y mi salvación.

Filipenses 3, 17-4, 1: Seguid mi ejemplo y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

Lucas 9, 28b-36: Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blanco. De repente dos hombre conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y espabilándose vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: Maestro, qué hermoso es estar aquí. Haremos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle. Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

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sábado, 20 de febrero de 2016

20 de Febrero 2016 – Sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Si no sois mejores… Quien entra en la vida cristiana, el que acepta seguir este camino, tiene exigencias superiores a las de los demás. No tiene ventajas superiores. ¡No! Exigencias superiores, como las exigencias de la convivencia o el tema de la relación negativa hacia los hermanos. Las palabras de Jesús no dejan vía de escape: habéis oído que se dijo en el pasado: no matarás. Y el que mata debe ser llevado al tribunal. Pero yo os digo que todo aquel que se enoja contra su hermano merece ser condenado, y todo aquel que lo insulta merece ser castigado por el tribunal. Cuando ya en tu corazón hay algo negativo contra el hermano y se expresa con un insulto, con una maldición o con enojo, hay algo que no funciona, y que tienes que convertir. Y pedir al Señor la gracia de ajustar nuestra vida a esta nueva ley, que es la ley de la mansedumbre, ley del amor, ley de la paz.

Dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.

Deuteronomio 26, 16-19; Salmo 118, 1-8 . Mateo 5, 43-48