Archivo de septiembre de 2011

Lectura diaria de la Biblia

martes, 20 de septiembre de 2011

20 de Septiembre 2011 – Martes

 

Mundo: Muchos se resignan a vivir sin Dios, cuando podrían pertenecer a su familia.

 

Fe: Los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen son de la familia de Jesús.

 

Vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Él les contestó: Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.

 

Esd 6, 7-8.12b.14-20; Sal 121, 1-5 . Lucas 8, 19-21 

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 19 de septiembre de 2011

19 de Septiembre 2011 – Lunes

 

Mundo: Cristo es la luz que viene a iluminar la vida del hombre, pero algunos aborrecen la luz.

 

Fe: Jesús, luz del mundo, invita a los cristianos a permanecer encendidos para alumbrar a los demás.

 

Dijo Jesús a la gente: Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. Haber si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.

 

Esd 1, 1-6; Sal 125, 1-6 . Lucas 8, 16-18 

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 18 de septiembre de 2011

18 de Septiembre 2011 – Domingo

 

Mundo: Si no importa la edad para ser llamado por Cristo, tampoco importa el pasado, quizá al margen de Dios.

 

Fe: Id también vosotros a mi viña: la Iglesia es Jesús vivo en la historia.

 

Is 55, 6-9: Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
 

Sal 144, 2-3.8-9.17-18: Cerca está el Señor de los que le invocan.

 

Flp 1, 20c-24.27a: Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero no se que escoger. Me encuentro en esta alternativa: por un lado deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero por otro, quedarme en esta vida, veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del evangelio de Cristo.

                                            

Mateo 20 1-16: Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por  jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e  hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer, y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 17 de septiembre de 2011

17 de Septiembre 2011 – Sábado

 

Mundo: Cristo es el sembrador: la semilla es buena, pero si cae en piedra o mala tierra, no germina

 

Fe: Los de la tierra buena son los de corazón noble y generoso, que escuchan la palabra de Dios y la guardan y dan fruto perseverando.

 

Se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y, al crecer, dio fruto al ciento por uno. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga. Entonces le preguntaron los discípulos: ¿Qué significa esa parábola?. Él les respondió: A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es este: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarza son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.  

 

1Tm 6, 13-16; Sal 99, 2-5 . Lucas 8, 4-15

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viernes, 16 de septiembre de 2011

16 de Septiembre 2011 – Viernes

 

Mundo: Entre los que iban con Cristo, muchos habían sido liberados del demonio: Cristo es la liberación de todo mal.

 

Fe: Jesús iba predicando el Evangelio del reino de Dios: el cristiano ha de predicarlo con la vida y la palabra.

 

Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que el había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

 

1Tm 6, 2c-12; Sal 48, 6-10.17-20 . Lucas 8, 1-3 

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jueves, 15 de septiembre de 2011

15 de Septiembre 2011 – Jueves

 

Mundo: María es la madre y refugio de los pecadores. Aún los más perdidos pueden rezarle: Ruega por nosotros, pecadores.

 

Fe: Junto a la cruz de Jesús estaba su madre. Dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre.

 

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

 

Hb 5, 7-9; Sal 30, 2-6.15-16.20 . Juan 19, 25-27 

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

14 de Septiembre 2011 – Miércoles

 

FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

 

Mundo: Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

 

Fe: Tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

 

Dijo Jesús a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

 

Nm 21, 4b-9; Sal 77, 1-2.34-38. Flp 2,6-11 . Juan 3, 13-17

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martes, 13 de septiembre de 2011

13 de Septiembre 2011 – Martes

 

Mundo: Basta la buena voluntad y la apertura a Dios: al pasar Cristo puede dar la vida al más alejado.

 

Fe: Muchacho, a ti te lo digo, levántate. Y el joven muerto resucitó: Cristo es la vida para jóvenes y mayores.

 

Iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor le dio lástima y le dijo: No llores. Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!. El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

 

1Tm 3, 1-13; Sal 100, 1-6 . Lucas 7, 11-17

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lunes, 12 de septiembre de 2011

12 de Septiembre 2011 – Lunes

 

Mundo: Cristo es la respuesta a los interrogantes vitales de todo hombre: del centurión de ayer y del alejado de hoy.

 

Fe: Señor, no soy digno de que entres en mi casa: pero tu bondad es mayor que mi indignidad.

 

Cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quién estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús le rogaban encarecidamente: Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga. Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: Señor, no te molestes: no soy yo quien para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; y a mi criado: “Haz esto”, y lo hace. Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe. Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

 

1Tm 2, 1-8; Sal 27, 2.7-9 . Lucas 7, 1-10

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domingo, 11 de septiembre de 2011

11 de Septiembre 2011 – Domingo

 

Mundo: Si los hombres aprendieran a perdonar, sobrarían las leyes y habría paz.

 

Fe: Perdonar siempre al hermano: hasta setenta veces siete.

 

Si 27, 33-28, 9: El furor y la cólera son odiosos: el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de sus semejantes, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.
 

Sal 102, 1-4.9-12: El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.

                                            

Rm 14, 7-9: Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor. En la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo, para ser Señor de vivos y muertos.

 

Mateo 18, 21-35: Se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: Señor, Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?. Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con que pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.